Hace unos meses me hacía con un libro escrito por Adela Cortina. Su título es “Aporofobia, el rechazo al pobre”. Áporos, en griego, significa pobre, sin recursos; y fobia, pues todos sabemos qué nos indica ese término. La autora argumenta en su libro que hemos metido a los pobres en el discurso del odio. Un discurso que es tan antiguo como la humanidad. La pobreza es desagradable; la pobreza causa problemas; la pobreza contamina.
Olvidarnos de los pobres; rechazar a los pobres; meter en el discurso del odio a los pobres, significa olvido, rechazo y ¿odio? al Dios de Jesús; ese Dios de la historia que se hace itinerario vital en todas nuestras realidades. Olvidarnos, rechazar y odiar a los más pobres significa dar la espalda a la realidad del sufrimiento, siendo impasibles ante el dolor ajeno.
Recomiendo la lectura del libro de Adela Cortina. Una lectura que, si de verdad nos late el corazón, no nos va a dejar indiferentes. ¿Somos aporofóbicos? ¡Ay de nosotros si nos olvidamos de los pobres!

Fr. Ángel Fariña, O.P.