ENCUENTRO PJV 2019 ¡ARRIESGA!

El pasado fin de semana llegó como agua de mayo en nuestras ajetreadas rutinas. Los jóvenes de ahora andamos siempre ocupados con trabajos, cursos, cuidando las relaciones, etc. Y es por eso que siempre se nos olvida detenernos y cuestionarnos algunos temas. A veces va bien hacer un parón, ver cómo te encuentras y abrir el diálogo con nosotros mismos que tanto nos cuesta hoy.

Sin darme cuenta, esa semana había avanzado a toda prisa y, de golpe, me vi metido en un vagón con destino Madrid. Con las maletas de aquí para allá al fin conseguimos llegar a la casa a tiempo para que la lluvia no nos pillara de lleno. Llegamos pronto y nos tocó esperar impacientes a la llegada de todo el grupo. A medida que iban viniendo nos íbamos presentando, muchas caras conocidas, algunas las recordaba con mucha ilusión y al verlas me acordé de uno de los motivos por los que ha merecido volver a participar en este encuentro del MJD.

El encuentro tenía como lema: ¡Arriésgate! Y no hace falta decir lo mucho que nos arriesgamos… Nos lanzamos de lleno a un mar de emociones y sentimientos. Íbamos a compartir experiencias con gente que no conocíamos mucho, lejos de nuestros hogares y a trabajar aspectos que en nuestro día a día no hablamos; y todo esto en una casa, en un pueblo perdido en la Sierra de Madrid donde el frío hizo presencia todo el encuentro. Quien diga que eso no fue arriesgado, es que no lo ha vivido.

Esa noche cenamos en el salón mientras charlábamos sobre cómo nos iba la vida, sobre qué estudiábamos y sobre qué esperábamos de ese encuentro. Nos explicaron un poco el funcionamiento del encuentro, la participación de cada uno y los horarios. El cansancio del viaje me obligó a irme a dormir y dejar esas conversaciones tan interesantes.

A la mañana siguiente ya con energías renovadas y entre zumos, café y Nutella seguimos la charla de la noche anterior. Seguidamente tuvimos un momento de oración preparada por el grupo de jóvenes de Asturias. Nos preguntaban si queríamos arriesgarnos en ese encuentro, si valía la pena, “porque mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”.

El taller de la mañana estuvo repleto de preguntas, de dudas que nos iban surgiendo a medida que Pepe Laguna avanzaba en so ponencia sobre la utopía, la compasión y la lucidez. Entre todo esto, brotó en mí una cuestión: ¿Nos arriesgamos lo suficiente cada día como para vivir en la verdad?

Me encantaron los testimonios de la tarde; una mesa redonda con Fr. Antonio Rodríguez, Hna. Loli, Fr. Germán Pravia y la laica dominica Lara. Todos ellos con experiencias de vida y de Fe, que me hicieron valorar todo lo que tengo, lo que soy y a lo que estoy llamado.

Después de la cena nos volvimos a reunir, esta vez para una oración preparada por el grupo de jóvenes del Canto del Gallo de Madrid. Reflexionamos y rezamos sobre la confianza en nosotros, con los otros y con Dios. Como jóvenes que somos, después de la oración vino la fiesta.

Tras un duro despertar, desayunamos y cogimos fuerzas para el desierto que nos había preparado el equipo organizador. Un momento para pensar y confrontar todo lo vivido el fin de semana. Acabamos nuestro encuentro “ensuciándonos las manos”, celebrando la eucaristía y con muchas ganas de arriesgarnos en nuestros lugares procedencia.

German Jorquera Rambl