“Ver el mundo, afrontar peligros, traspasar muros, acercarse a los demás, encontrase y sentir. Ese es el propósito de la vida” – de La vida secreta de Walter Mitty.
El pasado fin de semana tenía lugar, en Los Molinos, el encuentro del PJV que llevaba por lema “Eres una obra maestra. Arriésgate”.
El encuentro, para mi, igual que para todos, comenzó con un abrazo. Un qué tal te va, ¡por fin!, te echaba de menos. Parece que el tiempo pasa de forma distinta por el corazón, y los meses sin vernos quedaron pronto olvidados en el calor de una bienvenida a casa.
Primera cena compartida, ponernos al día, presentaciones, charlas, risas… y sin casi darnos cuenta ya estábamos a sábado.
El día comenzó con la oración de la mañana, dirigida por el grupo Esnalar de Oviedo. Con ella pudimos empezar a centrarnos en el tema, considerando nuestra vida diaria, y si realmente nos arriesgábamos lo suficiente para ayudar a los demás, quizás no con cosas demasiado grandes, pero sí reales y necesarias.
Seguimos con una charla a cargo de Pepe Laguna, con la que nos paramos a pensar en nuestra mirada sobre el mundo, una mirada cansada, condicionada, y que tal vez no sea tan nuestra como creemos. Nos planteamos el rumbo del mundo, uno que no sabemos si avanza o retrocede, ni hacia dónde, intentando adivinar quién lo guía, y el papel que jugamos nosotros en medio de este aparente desorden, para concluir que debemos aprender a tomar riesgos, pero siempre con nuestra utopía, ese Reino, en mente.
El día siguió entre charlas animadas, risas, y muchas canciones, mientras nos preparábamos para el taller de la tarde. Este consistió en una mesa redonda formada por Lara Anthony de Sena, Germán Pravia, Loli Abad y Antonio Rodríguez, quienes dieron su testimonio de una vida de arriesgarse en busca de esa utopía que llamamos Reino De Dios. Tuvimos la oportunidad de preguntar y comentar con ellos, de comprobar cómo es la vida de alguien que se ha negado las comodidades, especialmente aquella de la rutina, y de ver la importancia de tener a alguien que te ayude a levantarte cuando los riesgos asumidos no dan el fruto esperado.
Para terminar el día, el grupo El Canto del Gallo, de Atocha, preparó una oración centrada en la contemplación de unos cuadros que poco a poco, nos iban guiando por escenas de confianza, riesgo y compromiso, para terminar recibiendo unas citas en las que podíamos leer cómo Dios siempre está ahí para tomarnos de la mano y caminar a nuestro lado en nuestros proyectos y compromisos, sin soltarnos nunca.
El día acabó entre música y risas, para variar, y, así, nos acercamos al final del encuentro.
El domingo se presentó como la conclusión de todo lo aprendido durante el fin de semana. El taller de la mañana fue un desierto individual, en el que cada uno tuvo la oportunidad de preguntarse en qué cosas arriesgaba en su vida, y en qué debería arriesgar más, qué compromisos tomar. Después, cada uno escribió su compromiso, y tras comprobar que “para arriesgarse hay que mancharse las manos”, recibimos un abrazo, y las palabras de ánimo necesarias para firmar ese compromiso. Para seguir, la celebración de la Eucaristía, delante de un Dios que nos pide que lo arriesguemos todo por él, porque al hacerlo, hacemos plena nuestra vida.
La comida transcurrió con el aire de quien sabe que se acerca una despedida, entre miradas largas y abrazos que lo eran todavía más, mientras recogíamos poco a poco recuerdos y experiencias para guardarlos en la maleta y en el corazón, dispuestos una vez más a volver a esa gran aventura que llamamos vida diaria, pero esta vez con un propósito firme, el de darlo todo. Porque en fin, nuestra vida es comodidad… Como-di-dad. Y para poder darlo todo, hay que estar dispuesto a arriesgarlo todo.
Ana Calzada García. Grupo El Canto del Gallo. Parroquia de NS Atocha.