Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, también conocidos como Objetivos Mundiales, se adoptaron por todos los Estados Miembros en 2015 como un llamado universal para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad para 2030… Conseguir los ODS requiere la colaboración de los gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y los ciudadanos por igual para asegurar que dejaremos un planeta mejor a las generaciones futuras…

Este párrafo, sacado de la página Web del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo se nos muestra como una pequeña luz al final de un túnel… No es la primera vez que los gobiernos del mundo se comprometen a hacer algo por el planeta, pero sí que es el inicio de una implicación universal de todos los que compartimos la casa común de la Creación de Dios. En línea con esa voluntad general, que parece haber salido de la nada, se encuentra la segunda encíclica del papa Francisco, LAUDATO SI, como una llamada a la reflexión y a la corresponsabilidad de todos en enderezar esa trayectoria errónea de consumismo y degradación ambiental a la que hemos sometido a nuestra Tierra y que ya presenta visos claros de permanencia en el cambio climático…

El Evangelio nos recuerda que «Cuando veis una nube que se levanta en el occidente, al momento decís: “Va a llover”, y así sucede. Y cuando sopla el sur, decís: “Viene bochorno” (Lucas 12, 54-59)… Desde el punto de vista dominicano, no puedo dejar de advertir que ese resurgimiento de la conciencia humana a favor de la Creación tiene su origen en la voluntad de Dios. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible no son únicamente un papel elaborado por los gobiernos reunidos en la sede de las Naciones Unidas, sino que se nos presentan como un signo de los tiempos por el que Dios nos interpela y nos insta a trabajar urgentemente en la dirección de su voluntad… Se observan nubes oscuras en un horizonte cada vez más cercano y los vientos ahora barruntan lluvia abundante… Contemplación, compasión, comunidad, estudio, predicación, acogimiento… son nuestros aperos de labranza… alistémonos para sembrar.

Ángeles y Juan, Voluntarios de Selvas Amazónicas