«La lámpara de tu cuerpo son los ojos; si tus ojos están sanos, todo tu cuerpo estará iluminado;

pero si están enfermos, todo tu cuerpo estará oscuro. Y si la luz que hay en ti está apagada,

¡cuánta será la oscuridad!» Mt 6, 22-23

Un hombre pudo subir al alto cielo. A la vuelta, contó.

Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana.

Y dijo que somos un mar de fueguitos.

– El mundo es eso –reveló–.

Un montón de gente, un mar de fueguitos.

Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.

No hay dos fuegos iguales.

Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores.

Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento,

y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas.

Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman;

pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear,

y quien se acerca, se enciende.

Eduardo Galeano.

Después de haber sido alumno de un colegio de los dominicos y siendo desde hace muchos años profesor, estoy firmemente convencido que hay un estilo «dominicano» de educar. Nos encontramos con un universo léxico/semántico que toca de lleno la esencia de este estilo: libertad, democracia, diversidad, verdad, compasión, lucidez, contemplación, liberación, búsqueda, amor, Evangelio. Pero ¿en qué consiste ese estilo propio? También en este caso el todo no es simplemente la suma de las partes. Compartimos muchos de esos rasgos con otras instituciones, grupos y personas embarcados en la tarea educativa. Y aún así hay «un algo» distintivo, específico.

Tal vez es como en una receta de cocina: lo importante no son solo -quizás ni principalmente- los ingredientes, sino la mezcla con la justa proporción de cada uno.

Creo que el aprendizaje más importante es «aprender a ver»; este tal vez sea el fundamental y más difícil de todos los aprendizajes. Cuando educamos en clave OP, acompañamos para que cada uno aprenda a ver, que es mucho más que mirar, al igual que iluminar es mucho más que brillar. Ayudar a que nuestros alumnos descubran la luz que hay en su interior.

Educar en clave OP es educar para una mirada libre, democrática, diversa, verdadera, compasiva, lúcida, contemplativa, liberadora, que va siempre más allá, amorosa y evangélica. Que duda cabe que de si algo hay urgencia en nuestro mundo, es de hombres y mujeres que sepan mirar y ver de esta manera. Ver el mundo, los acontecimientos y las personas con la mirada de Dios.

Ricardo Aguadé, OP