Teníamos todas las esperanzas puestas en finalizar el 2020 “2000 – vete”, como quiso ironizar el programa de fin de año, pensábamos que terminaba el annus horribilis que había comenzado con tan buenos deseos y que un día, sin esperarlo, nos vimos confinados, encerrados… sí, todos sabemos lo que pasó.

Puede que aquellos que se dediquen a prever el futuro hayan tenido más visitas de las habituales llegando el comienzo de este 2021, o no, pero lo que está claro que si esperábamos un nuevo comienzo, lo hemos tenido, a lo grande, porque Filomena (nombre que nos puede recordar algún que otro chiste, sin querer ofender a nadie), nos trajo unas bonitas sonrisas en el principio, pero que fueron tornándose seriedad cuando veíamos que su paso se alargaba y nos llenaba de algo que dejaba de ser un bello paisaje invernal, para transformarse en “Nieve y bruma”, dificultades y poca claridad, como que volvíamos a vivir una situación que de repente pasó de la tan nombrada nueva-normalidad a dificultad, aunque esta ya nos cogía menos desprevenidos, o no.

… pues además de la nieve y la bruma (o contaminación) están también las olas y ya vamos por la 3ª, no sabemos si esta será el tsunami o queda por llegar, pero para todo esto están las vacunas, las que nos ayudarán a sobrellevar el efecto de la COVID’19, que ya parece que queda lejos el principio de esto, las vacunas a la irresponsabilidad de hacer lo que no debemos, de llevar la contraria, de buscar un beneficio propio, de no mirar por un bien común, de… cuándo llegará la vacuna que nos salve de la inhumanidad que tan arraigada tenemos.

Pero lejos de ser derrotista, como leí esta mañana en un comentario en una red social, haciendo referencia a una foto de un gran atasco ante una imagen de amanecer o atardecer espectacular, “¿Por qué no quedarnos con las vistas en vez de estar estresados con el tráfico?” o algo así, por qué no aprender de lo que vamos viviendo, descubriendo cómo disfrutar de la nieve, aunque sea tras la ventana, de la bruma aunque no nos deje ver el paisaje que hay detrás y de la ola que nos hace volar sobre el agua, eso sí, disfrutar de una manera responsable.

Aprovechemos el tiempo, las oportunidades y la Vida que cuando menos lo esperamos todo puede cambiar.

Macu Becerra Domínguez DMSF