“…Después de unos años, reflexionando sobre el propio pasado las preguntas serán: ¿Cuánto amor puse en mi trabajo, en qué hice avanzar al pueblo, qué marca dejé en la vida de la sociedad, qué lazos reales construí, qué fuerzas positivas desaté? ¿cuánta paz social sembré? ¿qué provoqué en el lugar que se me encomendó?” (FT, 197)

Estas preguntas de la Fratelli Tutti nos interpelan especialmente en estos momentos; son preguntas radicales, potentes, que todas las personas nos deberíamos hacer al acabar el año y que podemos aplicar en relación con nuestro trabajo, nuestra familia, nuestras relaciones, nuestros compromisos sociales, nuestras opciones políticas, nuestro consumo…. ¡Qué mejor deseo como cristianos que nuestro estar y nuestro hacer suponga cada año una mejora de este mundo!

Desde Selvas Amazónicas llevamos años acompañando a personas que se acercan con ganas de cambiar el mundo, de poner su granito de arena para construir un mundo mejor. La mayoría se acerca humildemente, conmovidas y revueltas por lo que ven a su alrededor, planteándose pequeñas cositas que generen un cambio. Lo que ocurre es que observamos que normalmente nos conformamos con nuestro entorno cercano, con las personas que conocemos o que se encuentran más próximas, pero ¿por qué dejar fuera de este cambio a las personas que no conocemos? ¿por qué no luchar por ellas? ¿por qué no soñar a lo grande? ¿por qué no plantearse un cambio de estructuras? ¿dónde dejamos la incidencia política? ¿por qué minusvalorar el poder que tenemos cuando nos juntamos con otros y otras en colectivo? Son preguntas que se nos generan desde este acompañamiento y que creemos que son necesarias para replantear el nuevo año que comienza.

No queremos restar valor a todo tipo de acciones que se nos ocurran, pero sí que queremos animar a mirar un poquito más allá. En Selvas Amazónicas pensamos, porque nuestra experiencia nos lo ha demostrado, que somos capaces de hacer mucho más de lo que somos capaces de imaginar, sobre todo si nos juntamos y dejamos que el Espíritu nos acompañe. Simplemente a veces nos falta fe para creer en nosotros y empezar por cambiar nuestros propios sueños y alimentar un poquito más la esperanza, esa esperanza que ha nacido estos días en un humilde pesebre.

Así que aquí nuestro deseo para el nuevo año que comienza: que dejemos marca en este mundo, que nuestra presencia no sea insignificante, que creemos lazos que desaten fuerzas positivas que cambien las cosas; pero no sólo para aquellas personas que conocemos, si no para todas las grandes masas que se van quedando en los márgenes y que para nosotros no tienen ni nombre. Que la excusa de la pandemia no nos lleve a regodearnos en nuestro ombligo y que seamos capaces de ir más allá. Que trabajemos por construir esa Fraternidad Universal a la que estamos llamados ahora más que nunca.

¡Feliz 2021!

“Pertenezco a una generación que quiso cambiar el mundo pero cometió el terrible error de no querer cambiarse antes a ella” (Pepe Mújica).

Alexia Gordillo Manzano. Subdirectora de Selvas Amazónicas