El Señor dice:

«Yo te instruiré,

yo te mostraré el camino que debes seguir;

yo te daré consejos y velaré por ti.»

Salmo 32:8

La pandemia ha sido, es y será un reto para todos, y el campo de la educación no iba a ser menos. Hemos aprendido a marchas forzadas el teletrabajo, con muchas aplicaciones diferentes a la vez, que han estado en ebullición continua todo el tiempo…pero también nos hemos dado cuenta de que la educación es relación, para poder acompañar…y a pesar de las horas que hemos estado delante de la pantalla, intentando estar a todo, la calidez no es la misma; hemos echado mucho de menos a los alumnos…sus aportaciones espontáneas que hacen que cada día sea distinto y apasionante a la vez, sus risas, sus confidencias, sus dudas y afirmaciones, sus búsquedas y encuentros, sus éxitos y frustraciones; hasta sus quejas…Tal vez nunca antes, habíamos sido tan conscientes de lo que nos queremos.

Ha habido mucha gente sembrando alrededor de los alumnos, agradecerles a sus padres que además de teletrabajar, han estado revisando los comunicados, las entregas de tareas, las fechas…pero sobre todo por haber sido ese pilar, en los días emocionalmente regulares. El otro día una chica de mi tutoría, 16 años, me decía que en esta pandemia ha aprendido a valorar mucho más a su familia, porque siempre están ahí…en las buenas y las malas. Espero que no se le olvide nunca, porque es de esas lecciones que no se aprenden en los libros.

Desde el colegio nos hemos preocupado por las situaciones que han ido viviendo tanto los alumnos, como sus familias, ante los contagios y fallecimientos de seres queridos; pero también por los más desconectados por la falta de tecnología. No queríamos que la brecha social se hiciera más grande, pero ha sido complicado. Se ha notado mucho quien tenía ayuda en casa, quien copiaba las tareas de otros compañeros… quien tenía suficientes aparatos electrónicos para todos, a quienes les tocaba compartir y no siempre aparecían en las videollamadas…Habrá que seguir buscando formas, para que no se agrande la diferencia entre unos y otros.

El hecho de que fuera evaluación diagnóstico, ha sido una oportunidad para disfrutar de aprender, sin que todo “cuente” para nota, como siempre; este trimestre simplemente hemos disfrutado del placer de aprender… algo a lo que los alumnos no están acostumbrados, pero que está bien que experimenten. Algunos lo han aprovechado más que otros, eso sí. El otro día uno me decía que le gustaba ser autodidacta, otra que los tiempos de respuesta no eran tan inmediatos, sí todos hemos trabajado la paciencia en el confinamiento; pero también la honestidad…algunos me decían que los que han copiado las tareas no han aprendido nada, que el que lo ha hecho sí. Hemos podido trabajar el respeto y la puntualidad en las videollamadas…Tal vez no hayan aprendido todos los contenidos académicos, pero han aprendido cosas, más importantes para la vida. ¿Continuará…?

Belén Sánchez. Voluntaria de Selvas Amazónicas