En estos meses los conceptos “crisis sanitaria” y “crisis económica” han formado parte de nuestro día a día, casi como si fueran simples términos. Pero yo introduciría otro: ” la crisis de información”. Desde el principio de esta situación, la omisión de información de lo que estaba ocurriendo se hace cada vez más patente. La grave crisis sanitaria seguramente la hayan sentido, vivido y hayan sido conscientes, todos aquellos sanitarios, familiares, enfermos… La única información por los medios y por los responsables políticos después de miles de contagiados, enfermos y muertos fue “a casa sin salir”. Todos los entendimos, fuimos responsables y cumplimos, pero pocos conocían la realidad de lo que se estaba viviendo. ¿Qué visión ha tenido aquel/lla médico sin descanso, sin medios, con más y más enfermos, con muertes posiblemente evitadas? ¿Qué visión ha tenido el familiar que no pudo despedirse de su ser querido? No creo que lo haya vivido como un número más que baila y a veces desaparece. Y a pesar de que no todos hemos conocido la realidad de la enfermedad, tenemos que seguir siendo responsables.

En la crisis económica, ¿cómo vivirá y habrá vivido los días de negocio cerrado aquel pequeño comerciante o aquella pequeña empresaria? ¿Cómo un día más o menos de confinamiento? Ahora sí hemos podido ver las largas colas de personas en Cáritas y en el Banco de alimentos para cubrir las necesidades más básicas de sus familias. Empresas cerrando y numerosos colectivos pidiendo ayuda. Pero si desconocemos estas realidades y las historias que hay detrás, difícilmente podremos actuar conforme a ello.

Tener datos concretos, directrices claras y fiables nos ayudarían a tomar conciencia y asumir la realidad tal cual es. Seguro que nos tocaría aceptar pérdidas (tanto humanas como económicas), pero nos daría la posibilidad de aprender y seguir adelante. Sin embargo la mentira e la incertidumbre en la que estamos inmersos nos dificultan el tomar las riendas de nuestra propia vida y por tanto de nuestra sociedad.

En la Palabra del domingo había algo que nos puede ayudar: La búsqueda constante de La Verdad. En este momento me conformo si la verdad es entendida como no mentir y ser sincero/a, pero esta Verdad va mucho más allá: lo que se consigue a través del Amor. No nos olvidemos de ello y que en nuestro día a día busquemos esa Verdad. Solo si somos nosotros quien escuchamos al Hermano, tomamos conciencia de la situación, nos cuidamos y actuamos con Amor, podremos ayudar a formar un mundo más humano y mejor.

Belén Rodríguez Román