“Estado de Alarma: El Gobierno de España, en uso de las facultades que le otorga el artículo 116.2 de la Constitución declara el Estado de alarma debido a que existe un alteración grave de la normalidad por crisis sanitaria. En él se podrá limitar la circulación de personas y vehículos, se podrán requisar temporalmente todo tipo de bienes e imponer prestaciones, se podrá intervenir transitoriamente a industrias dando cuenta a los Ministerios, se podrá limitar o racionar el uso de servicios o el consumo de artículos de primera necesidad, se podrá impartir las órdenes necesarias para asegurar el abastecimiento de los mercados.”

He de aclarar que no soy jurista, ni experta en leyes, pero ya si puedo decir que he vivido en una situación de Estado de Alarma. Hoy debatían si continuar con él y sí como psicóloga, me venía un símil entre el Estado de Alarma y el Estrés.

Creo que todos hemos experimentado alguna vez lo que es sentir estrés. En un momento dando, algo fuera de nuestro control aparece y nosotros tenemos que dar una respuesta inmediata. Nuestro cuerpo se prepara, y como si de huir de un león se tratara, empieza a funcionar a 1000 para adaptarse. El corazón se acelera (para prepararse a la acción), la respiración es rápida (para correr), hay músculos que se tensan y otros se vuelven más ligeros (para poder ”luchar” o huir), se pierde el apetito (porque no se puede dedicar a eso ahora)…pero es algo puntual, simplemente una señal de aviso y preparación. Luego nuestro cerebro hace su reflexión, evalúa y da la mejor respuesta posible. Por lo que pronto las funciones del cuerpo vuelven a su “normalidad”.

No pasa igual si se mantiene ese grado de estrés por un tiempo. El cuerpo empieza a agotarse y no puede mantener ese ritmo. El entorno sigue cambiando pero el cuerpo no es capaz de dar más respuestas porque continúa centrado en lo anterior. Uno se vuelve menos efectivo y pierde el sentido de la realidad en la que vive, creándole incluso nuevos problemas (trastornos psicofisiológicos: pérdida de sueño, dolores, nauseas, taquicardias…). De un estrés se pasa a un trastorno de ansiedad; de una respuesta efectiva a un problema; de algo excepcional a controlar toda la vida.

Es imprescindible conocer lo que nos ocurre y saber a qué podemos responder. Haciendo una buena evaluación de nuestra situación podemos poner solución y evitar otros problemas; y si vemos que solos no podemos, tendremos que acudir a los profesionales de la conducta.

El estado de Alerta es un momento excepcional, ante una situación de alarma hay que poner todos los mecanismos a disposición para poner solución. Por ello, todas las funciones del Estado se centralizan y se preparan para que haya una correcta coordinación.

Pero pasado el tiempo y sin haber llevado un correcto análisis puede que no se tomen las medidas más oportunas para la situación actual. La realidad sigue cambiando y tal vez se pierdan otras necesidades que haya que cubrir. Pueden aparecer nuevos problemas y que ese control, pase a controlar nuestra vida.

En psicología siempre hay dos puntos que son clave: una buena evaluación, para un adecuado tratamiento. No seré yo la que dé respuesta a continuar con un Estado de alarma sí o no, pero sí creo que desde el responsable más alto al último de los ciudadanos tenemos que reflexionar bien lo que estamos viviendo. Haciendo un buen análisis de nuestra situación actual, tomemos el control de aquello que esté en nuestra mano y demos una buena respuesta que beneficiará a todos.

Belén Rodríguez Román