Muchos recordaremos esta frase, nos marcó la vida, nos dio pie a grandes proyectos, nos mostró a quien siguió al Maestro y fundó una gran familia. Hoy en esta  Semana Santa tan fuera de lo normal, nos hace pensar en esto “No sólo mereció la pena…” porque nos toca vivir lo esencial dejando a un lado lo que es más visible, para descubrir cómo vivir la Semana Santa desde dentro, no hay preparativos, adornos, ensayos, vestiduras, velas, faroles… eso queda guardado para la próxima, nos toca vivir un Triduo Pascual desde el silencio de las calles, desde la soledad de las casas, desde las luces apagadas, esperemos que desde la fe con una llama más viva que nunca.

Viernes Santo, en estos meses se ha vivido esta celebración en demasiadas ocasiones, hoy es el único día del año sin consagración, con una celebración diferente al resto de celebraciones, si miramos atrás, cuántos han vivido la pérdida de un ser querido sin una despedida, en silencio y soledad, nos sigue recordando a la que vivió Jesús, sólo unos pocos le acompañaban en su último momento, sin entender lo que vivían ni lo que significaba aquél momento.

No debemos olvidar que después del Viernes Santo llega la Pascua de Resurrección, el día en el que nos encontramos con la Vida, recordemos que en ese momento muchos volvieron a encontrarse, a descubrir que “No sólo mereció la pena… sino que mereció la ALEGRÍA”.

Macu Becerra DMSF