Lo primero: no voy a hablar de los dos temas que monopolizan la esfera pública. No soy médico ni sanitario y esto se ha llenado de gente que en dos semanas se ha sacado un máster en salud pública; simplemente no quiero correr el riesgo de contribuir al ruido. Del feminismo, creo que a nosotros nos toca, sobre todo, escucharlas, así que ya que tengo que hablar hoy, buscaré otro tema.  

Autorreferencialidad. Creo que, a colación del Evangelio de ayer, es la palabra que más nos sale. Es que somos Pedro muchas veces cuando estamos a gusto con los nuestros, y, como él, nos gustaría hacer tres tiendas y quedarnos en el monte de acampada. También somos Pedro cuando, después de bajar del monte, nos encontramos con que la realidad es dura y que nuestros seres queridos van a sufrir y queremos ahorrarles el sufrimiento sin que eso nos corresponda.  

A los nuestros los queremos mucho y eso está muy bien. Pero a los otros también hay que quererlos y acercarse a ellos. A veces, pasan cosas curiosas y simpáticas. El otro día, por ejemplo, vi en Youtube una conversación entre un ateo y un cura y, lo mejor de todo, sin que ninguno quisiera convencer al otro, más bien queriéndose entender desde sus posturas tan diferentes.  

Eso es un ejercicio difícil. En nuestros grupos generamos nuestros códigos, lenguajes y mitos, y vivimos en ellos. La Iglesia, que somos un ‘grupo’ con casi dos milenios de historia, hemos tenido mucho tiempo para generar nuestro código y nuestro lenguaje. Y claro, llega el mundo y no nos entiende a nosotros, ni nosotros a ellos. Ni siquiera muchos de los que estamos en la Iglesia lo entendemos.  

Basta con echar un vistazo al credo: “luz de luz verdadera, engendrado no creado” … a ver quién lo entiende. Pues eso y un largo etcétera de expresiones. Y no se trata de renunciar a ese lenguaje, sino de saber traducir esas ideas, también a otros lenguajes de las sociedades, lugares y tiempos. De bajar del monte y dejarnos transfigurar también por la realidad, como el propio Jesús hizo.  

Bueno, y sí voy a hablar del coronavirus: tosed en el codo, no saludéis estrechando la mano, lavaos bien las manos, y seguid los consejos médicos, por favor.  

Asier Solana