Quienes me conocen o me han leído por aquí alguna vez quizás tenían claro de que iba a hablar hoy… o no. 

La “Revuelta de las mujeres” en la Iglesia no me ha sorprendido, claro, porque vengo siguiendo y formando parte del malestar de muchas que sentimos que, estando y siendo, no se nos hace parte. Es decir, siendo como somos bastante más del cincuenta por ciento de la feligresía habitual en las iglesias, y mayoría en la vida religiosa, entre las catequistas, en la vida pastoral y la accion social eclesial o en las tareas de cuidados -también de los presbíteros- las mujeres no solemos formar parte de los órganos de gobierno y muy pocas veces tenemos voz en la tom de decisiones. El hecho de que las superioras generales de algunas congregaciones invitadas al Sínodo de los Jóvenes no tuvieran voto, cuando sus compañeros varones sí tenían, subió el tono de las quejas.

Como dicen otras hermanas, no es que no estemos en la iglesia. Estamos. De hecho, si no estuviéramos, en muchos sitios, en miles de pueblos y parroquias de este país, el cura no sería ni siquiera necesario. No habría nadie detrás del altar si las mujeres dejáramos de acudir a la eucaristía. Y eso que, pocas veces, se hace el mínimo esfuerzo por incluirnos. ¿Tan difícil es decir “queridas hermanas” cuando, al otro lado solo hay mujeres?

Como decía, ni me ha sorprendido la convocatoria ni la respuesta. Estamos en un momento social apropiado, en el que las mujeres, con una gran fuerza por parte de las más jóvenes, hemos decidido dejar de ser invisibles y hacer que se nos escuche. Y hete aquí que las plazas de las catedrales de Madrid, Zaragoza, Sevilla o Barcelona se llenaron, el pasado domingo de mujeres y también de hombres, reclamando derechos “hasta que la igualdad se haga costumbre” (Quizás yo habría afinado a “sea cotumbre”, que esas cosas, como tantas otras, no pasan, se consiguen). 

Y me encanta que mis hermanas y hermanos se hayan mostrado libres y valientes, porque pedir igualdad, respeto y dignidad no es enfrentarse a la Iglesia, sino querer que se parezca más al evangelio que predicó Jesús y que también nosotras hemos recibido de ella. Ojalá esa costumbre, sea pronto.

Nos vemos en las calles. Este domingo también en València y aún en Bilbao y Granada el día 15 y… #HastaqueLaIguadadSeHagaCostumbre

Olivia Pérez Reyes