No puedo escribir de otra cosa, como ustedes comprenderán. “Con la que está cayendo”, que decía la felicitación de los dominicos y dominicas esta Navidad, con lo que hemos visto y oído estos días en el Congreso, necesito hablar, pero sobre todo, pensar acerca del diálogo, el respeto, la escucha… 

Como dominica sin carnet, como persona que se siente de la familia de Domingo de Guzmán, no me queda otra que reclamar estos valores y estas actitudes, porque no creo que haya otra manera de vivir y hacer política en un país que se dice civilizado, de avanzar en una sociedad, de vivir el evangelio en el día a día, al final. 

No recuerdo de quién era la cita, pero un profesor en la facultad de Periodismo se encargó de que escucháramos varias veces la frase de un político, inglés, creo, a uno de sus adversarios: “me cortaría la mano derecha con tal de que usted pudiera expresar su opinión en este parlamento”, o algo así. 

Y de nuestra tradición dominicana aprendí que la verdad hay que acogerla, venga de donde venga. Otra cosa es quién decide qué es la verdad, claro. Pero no se puede tratar nunca de una verdad unívoca y sin fisuras, puesto que los seres humanos no somos ni una cosa ni la otra, eso también lo he aprendido leyendo, la verdad no es la tuya ni la mía, la de los blancos, rojos, verdes o azules. Lo dijo el poeta: “ven conmigo a buscarla, la tuya, guárdatela”.

Olivia Pérez