No hace tanto la tradición del Portal de Belén reunía a toda la familia, se solia hacer en fin de semana para aprovechar que todos pudieran colaborar.

Se buscaba “la maleta” donde habían quedado guardadas las figuras y los adornos, bien protegidos para que nada se estropeara, cada una tenía su historia, eran de diferentes tamaños y eso obligaba a crear un espacio con perspectiva para ue nada desentonara.

Se bucaba el musgo para el monte y los rebaños, se preparaba el río y los patitos, se ponía el castillo del Rey Herodes, bien lejos del portal y allí los reyes en sus “dromedarios” que íbamos acercando poco a poco al portal.

Nada podía faltar, nada, excepto el Niño Jesús que hacía su aparición estelar (nunca mejor dicho) la noche del 24, antes de cenar, porque en ese momento ya no faltaba nadie para después de una bella bendión del padre, un villancico y a comer…

Bellas historias para no olvidar pero ¿quién monta hoy e Belén? ¿Quién busca el lugar para que cada uno es té en su sitio y nadie quede fuera de su espacio?

Hoy el Belén se monta en cualquier sitio y de muchas maneras bien diferentes, aparecen nuevos personajes, queremos que nsdie se sienta ofendido por nuestras tradiciones y sustituímos el Portal por un luminoso árbol de Navidad, que como tiene una estrella arriba, alguien guiará.

Qué bonito sería sentir la necesidad de reunirnos para compartir risas, amor y compañía dando la bienvenida al que nunca nos olvida y que cada año, por Navidad, seguimos de alguna manera celebrando su venida.

¡Feliz Navidad!

Macu Becerra DMSF