“Ellos son nosotros. La persona que perpetró esta violencia contra nosotros no es (nosotros). No pertenecen a Nueva Zelanda”.

Así se refirió la primera ministra neozelandesa, Jacinda Arden, a las personas que habían muerto en el atentado que ella misma ha calificado de terrorista perpetrado, presuntamente, por un miembro de la ultraderecha islamófoba de su país. Las personas asesinadas eran musulmanas, muchas de ellas con pasaporte extranjero de quienes, sin embargo, Arden ha dicho #EllosSonNosotros en un mensaje que, enseguida se ha hecho viral en redes sociales.

La primera ministra es una política singular. Desde su nombramiento, que conoció a través de los medios de comunicación mientras cenaba unos fideos con su pareja en casa, ha ocupado las portadas en la prensa mundial, no por sus decisiones de gobierno sino por otras acciones, también políticas, ya que todo “lo personal es político”: se negó a contar a un periodista si iba a ser madre siendo jefa de Gobierno; se quedó embarazada siendo primera ministra; ejerció su derecho a estar de baja por maternidad seis semanas; y acudió a una asamblea general de la ONU con su bebé y su pareja, para poder cuidarlo. Años antes había abandonado la fe mormona en la que había sido educada por las diferencias entre estas creencias y los derechos de las personas homosexuales, en los que creía.

Ahora, nada más conocerse los atentados que acabaron con la vida de medio centenar de personas en dos mezquitas en la ciudad de Christchurch, se ha enfrentado al gigante Facebook por no eliminar de su red social los vídeos en directo de las matanzas que había emitido el asesino; ha anunciado el cambio en la legislación de los permisos de armas en su país y ha proclamado que todas las personas, también las de religión islámica, son parte del país, #EllosSonNosotros

¿Todos los políticos son iguales?

Olivia Pérez Reyes