Creo que sería muy interesante llegar a preguntarnos con cierta frecuencia, qué o quién mueve o lleva mi vida. Pienso que soy dueño de cada acto, de cada decisión o simplemente mi vida, es un dejarme llevar.
Cierto es que en algunas ocasiones es hasta maravilloso dejarse llevar, algo así como una hoja llevada por el viento, pero vivir siempre en ese casi sin sentido te hará no tener conciencia de aquello que vives, ni te hará dueño de tus propios anhelos y sueños.
Por eso hoy esta invitación a poner los pies sobre tierra y a saber el porqué de mis actos, de mis sentimientos, pensamientos, sueños.., solo así entregaremos todo lo que somos para llegar alcanzar aquello que anida en nuestro corazón. Muchas veces somos presa fácil de los anuncios publicitarios, de este u otro pensamiento, con el cual en realidad no me identifico, nada tiene que ver conmigo ni con mi vida.
Para esto no solo nos puede ayudar un buen consejo, sino que nos hará mucho bien los tiempos que realmente pasemos con nosotros mismos y seamos capaces de poner nombre aquello que pasa por nuestro corazón. Los tiempos de oración, de mirar con profundidad aquello que nos acontece nos ayudarán a llevar nuestra vida y no tanto a dejarnos llevar, como títeres en manos del tramoyista. No pierdas la oportunidad de darle color, sentido al mayor de nuestros bienes, la vida.
Rocío Goncet, OP