Entramos en diciembre, entramos en un sin fin de compras, visitas al centro para ver las luces, cenas de empresa, decorar la casa, planear las fiestas, reunir a la familia y a los amigos, coordinando agendas que a veces parecen imposibles. Volver a casa o recibir a los que vienen de fuera.
Y dentro de este alboroto en el que estamos entrado no podemos dejarnos llevar y olvidar que ya estamos en Adviento. Es tiempo de parar, hacer un alto en nuestro día a día y reflexionar sobre nuestra Fe. De vivir los días que nos quedan por delante hasta la Navidad con nosotros, con los demás y con Dios. Debemos hacer del calendario de Adviento algo más que una sencilla cuenta atrás endulzada con chocolate.

Sara Márquez Aparicio