Ayer la Iglesia celebraba el día de Cristo Rey. En las lecturas se nos hablaba de cuál era su Reino y en el evangelio era bastante claro: “Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme”…” Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis.” Realmente como Iglesia, ¿siempre pensamos y ACTUAMOS así o se nos olvida?
El pasado 19 de diciembre se celebraba la I Jornada Mundial de los Pobres. La primera! Es curioso que después de 2017 años, sabiendo la predilección que tenía Jesús por los pobres, sea la primera vez que ellos sean los protagonistas.
Pienso que el Papa fue muy acertado en cada una de sus palabras. No solo en sus palabras sino que lo puso en práctica, “No amemos de palabra sino con obras” y allí estaba el Santo Padre compartiendo el almuerzo con miles de personas en situaciones desfavorecidas. Me encantaría saber cuál fue su experiencia ese día. Por sus palabras en las jornadas intuyo que ha compartido, escuchado y vivido junto a ellos en varias ocasiones.
Os ha pasado alguna vez en ciertos encuentros con Hermanos que habéis visto a Dios? A mí el Señor me ha dado la oportunidad de conocer a personas impresionantes, donde su situación social no era la más acomodada. En el encuentro con ellos conocía a Dios en su Cercanía, en la Humildad, en su Confianza, el Amor, la Alegría. Gracias a estas experiencias algo me hizo un click en la lucha de derechos para la construcción de un Reino justo, pero también conocer a algunos de los favoritos de Dios y entendía el por qué. Es un Reino tan bonito… pero a veces por nuestra culpa tan injusto.
Os animo a que leáis detalladamente la Jornada Mundial de los Pobres, que con subrayador en mano y a modo de estudio aprendamos lo que el Papa nos vuelve a repetir. Que nos comprometamos a ser una Iglesia de Hermanos, de acogida a todos, de encuentro, de compartires y que “No amemos de palabra sino con obras”.

Belén Rodríguez