Ruido, mucho ruido, eso es lo que nos rodea. Encontrar un espacio de silencio en medio de nuestro mundo lleno de ruido es casi una casualidad, pero como dicen que “las casualidades no existen”, puede que entonces sea más fácil encontrar el silencio por causalidad, o sea, provocando esa ausencia de ruido, esa presencia de silencio. ¿Por qué necesitamos tanto ruido a nuestro alrededor y provocamos ruido para tapar el silencio? Nuestra sociedad tiene miedo al silencio, creemos que es incómodo, que hay que llenar en todo momento de palabras los huecos de un encuentro, creemos que el silencio es sinónimo de malestar, de tensión, cuando un buen silencio a tiempo evita discusiones, malos entendidos, asertividad por saber ponerte en el lugar del otro.
Los lugares de nuestra sociedad que dan espacio al silencio, a la tranquilidad, a otro tipo de escucha que no implica únicamente el sonido, esos lugares empiezan a estar muy valorados, de hecho hay quien llega a pagar para encontrar ese silencio, para que le provoquen ese silencio, cuando es tan fácil lograrlo por uno mismo, ya que si no queremos, nuestra cabeza sigue provocando un gran ruido silencioso en nuestro interior que no nos deja vivir en paz.
Qué gran regalo es encontrar en nuestra existencia a personas que no necesitan de las palabras para comunicarse con nosotros, porque un simple gesto nos transmite más que un gran discurso. Qué maravilla cuando, en medio de un gran bullicio, una mirada baja ese sonido para dejar escuchar tu corazón y provocar una explosión de emociones que transforman todo en paz. Qué especial es el momento de poder escuchar el crujido de un fuego en mitad de la noche compartiendo risas e historias vividas con quienes fueron co-protagonistas de tu propia “película”.
Hagamos del silencio una causalidad, buscando lo que provoque paz en medio de tanto ruido innecesario.

Macu Becerra