Aferrarnos a la Ley. Estas cosas no se negocian. Si hablan ellos, tendremos que hablar todos. La mayoría silenciosa que no se deja contar. Las fobias, los miedos inducidos, los esloganes hirientes.
Detrás de toda la tensión política hay personas, que se contaminan y que inconscientemente contaminan. Y sí, de un lado y de otro. Tal vez es el mejor escenario deseado, aquel que empiezas y crece solo. Si los políticos no tienen altura pública (tampoco la tenían hace unos dos mil años), tengámosla nosotros: no pongamos a Jesús por medio, pongámoslo en la base. El futuro no está en los artículos jurídicos, está en las aspiraciones de las personas, en la fraternidad, en aceptar lo imposible.

Álvaro G. Devís