Hoy empieza el campo de trabajo.

Hoy es día de viaje, de reencuentros y presentaciones, de abrazos y de alegrías.

Ayer fue el día de acabar maletas, de nervios, de ganas y de pilas cargadas.

Este año se cumplen 20 desde que empezó a hacerse ese encuentro de quince días donde darse a los demás y reconocerse a uno mismo, y me pregunto cuántos jóvenes como yo habrán sentido los nervios de este día antes, cuántas sonrisas y amor se habrán repartido en esos días, cuántas lágrimas derramadas el día de la despedida, cuánta sensación de plenitud al llegar a casa…

Estoy segura de que 20 años de voluntariados dan para miles de recuerdos y experiencias.

Cuántos granitos de arena se habrán aportado, pero sobre todo, cuánto bien se habrá hecho.
A cuántas personas habrá llegado la ayuda desinteresada, el servicio cristiano…
¿Hasta qué punto hemos sido la flor en el desierto de esas personas? ¿Habremos iluminado sus vidas? ¿Cuántas se acordarán de nuestros nombres o cuántas nos recordarán con cariño? ¿Cuántas huellas habremos dejado en ellas…?

Hoy empieza mi primer campo de trabajo.

Por el momento desprendo ganas e ilusión por cada poro, y como se puede apreciar son infinitas las preguntas que tengo al respecto. Lo único que sé por experiencia de personas cercanas es que “al final te das cuenta de que, sin quererlo, recibes mucho más de lo que das…”
Y de nuevo otra pregunta: ¿me pasará a mi lo mismo?

Laura Fernández