15 de agosto. La tradición señala esta fecha como aquella en la que María, que había cumplido sus días en esta tierra, subió al cielo, a vivir la plenitud de una vida en Dios. El mismo que llenó su ser en este mundo la colmó en la eternidad.
15 de agosto de 1217. Dicen que en las inmediaciones de Prulla, al sur de Francia, Domingo de Guzmán, en un contexto de mucha inseguridad, reunió a sus pocos frailes y después de predicarles, los dispersó: a España fueron unos, a París otros, y unos pocos se quedaron en Toulouse. Él sabía lo que se hacía…
Salir. Marchar. Arriesgarse a probar caminos nuevos. Cumplir en la vida un proyecto, y no vivir de rutina… O dicho de otra forma: sentir cómo uno es llevado, conducido, sostenido por un Dios que nos llama a lo máximo, a lo mejor. ¿Qué sentido tiene nuestra vida si no la vivimos en plenitud?