El sábado hay convocadas varias manifestaciones en España para reinvindicar el Dia Internacional Por la Eliminación de las Violencias hacia las Mujeres.
Otra vez tendremos que reivindicar algo tan obvio como que una persona no ha de ser ni asesinada, ni humillada, ni menospreciada por su identidad de género. Y otra vez habrá quien se salga del tiesto y hable de feminazis y de lo mal que hace la ideología de género, habrá quien reivindique el Día del Hombre y los supuestos casos silenciados de violencía de género a los hombres, habrá quién respalde el dato ficticio de denuncias falsas y se queje de lo duras que son las medidas preventivas que se pone en estos casos y de los juicios paralelos.
Por eso, en estas ocasiones nunca viene mal explicar sin tapujos por qué la sociedad necesita el feminismo, y no sólo la complicidad de todos y de todas, sino la acción proactiva a la causa. La ideología de género no se limita a pedir la equidad entre hombres, mujeres e intersexuales, también es imprescindible para entender un mundo como el cine, o la moda, en la que ser mujer implica de forma casi sistemática ser acosada mientras intentan desarrollar profesionalmente un trabajo. O, por ejemplo, para entender por qué el padre de tu hija de dos años la degolla en pleno proceso de divorcio, o casos similares hasta 44 víctimas por violencia machista este año.
Pero si nos acercamos a lo macro, yo como hombre también observo con indignación el hastío de mujeres que me rodean y que no pueden trabajar en un bar sin que les piropeen y les toquen disimulando, o salir de fiesta sin que todo tío que se acerque busque algo de ellas, o que vuelvan a casa con miedo, o que tengan que medir sus palabras y sus gestos para no dar a entender algo que no es.
Los lemas, las reinvindicaciones y las publicaciones de Facebook se me quedan cortas ante la cantidad insostenible de casos de violencias machistas y homófobas que se suceden todos los días en un país sobradamente desarrollado para otras cosas como es España. Les estamos matando, pegando, humillando, coartando, imponiendo, vistiendo, ignorando y criminalizando. Permitánme que me parezca bien que el feminismo se reinvindique con lemas en sus pechos o como les de la gana. Ya han soportado demasiado durante suficiente tiempo, ahora es el momento de callar nuestras opiniones superfluas y ponernos al lado de las mujeres.

Álvaro G. Devís