Seguimos viviendo este tiempo atípico, lo curioso es que a medida que van pasando los días vamos adaptándonos y ya no nos va pareciendo tan diferente, buscamos volver a la “normalidad” pero sin preguntarnos ¿qué es de verdad la normalidad?
Nos asaltan cada día las noticias de las cifras, de avances que parecen esconder lo que ya ha pasado, seguimos buscando la vacuna, el descenso de la curva lo imaginamos como un tobogán que nos lleva al final. Casi hemos dejado de ser conscientes del día de la semana en el que estamos, casi nos parece que todo es igual, como “el día de la marmota”, no hay más ruido al despertar un día, todos amanecen con el canto de los pájaros que han aumentado su volumen al no ser silenciados por los ruidos habituales de la ciudad, miramos por la ventana y seguimos sin ver muchos coches, dándonos cuenta que si miramos a lo lejos, el horizonte se ve con mayor claridad.
Hoy nos podemos hacer consciente de que hemos dejado de ser productores de cosas para pasar a ser productores de sentimientos, hemos descubierto que es muy importante mirar a los ojos, mantener los oídos atentos, apreciar el sentido y el significado de las palabras que nos dirigen, saborear un buen plato de comida o una buena copa de vino, ser más conscientes de lo que decimos, de lo que hacemos, de lo que vivimos, valorar los pequeños detalles y los instantes que normalmente pasaban desapercibidos.
Curiosamente hasta la lluvia viene con más fuerza y además tenemos tiempo de sentarnos y disfrutar de ella con todos los sentidos. Feliz día, disfrutemos de las pequeñas cosas.
Macu Becerra Domínguez DMSF