Yo creo que no hemos vivido una cuaresma en un desierto tan real nunca. Cada uno en su casa sin salir, con tiempo para la oración y a lo mejor, con otro tipo de tentaciones. Pero aparece otro desierto mucho más seco y agotador, un hospital en caos. Un lugar lleno de personas solas, vulnerables, enfermas, cansadas, con diversos síntomas. Muchísimos profesionales que trabajan al 110% y cuyo único objetivo es salvar vidas. Aunque son héroes, también son personas. Están vulnerables, sin los utensilios necesarios, sin descanso, con miedo, con impotencia. Tantas tentaciones que pueden aparecer en este desierto tan hostil… Pero seguimos en ese camino de preparación a la Semana Santa y tenemos algunas claves para estos momentos:
●AYUNO: no nos lo paran de decir… ¡QUÉDATE EN CASA! Aprendamos a vivir con lo básico y estaremos participando en la ayuda colectiva. Demos gracias de lo que tenemos y no salgas a la calle, seguro que lo que quieres no es imprescindible. Se responsable. Y para esos héroes con escasa protección, no te dejes invadir por los mensajes negativos.
●LIMOSNA: apúntate a todas esas buenas iniciativas que aparecen en estos momentos. Preocupate por tus mayores, hazle la compra a quien sea persona de riesgo, comparte buenas noticias, ofrécete a lo que necesiten sanitarios y trabajadores. Da mensajes de esperanza y colabora con buenos gestos. Profesionales, como la viuda del Evangelio, vuestros gestos están dando vida a enfermos y familiares. Les aseguro que esta viuda pobre dio más que todos los ricos. Porque todos ellos dieron de lo que les sobraba; pero ella, que es tan pobre, dio todo lo que tenía para vivir (Lucas 21,3-5)
●ORACIÓN: de vivir en una sociedad en la que a veces no hay tiempo para ti, ni para la oración, este es el momento de convertir la oración en un hábito. Hagamos fuerza con una oración colectiva por los enfermos, por los profesionales sanitarios, por todos los que nos proporcionan lo básico y por los familiares de los fallecidos, que sepan que no están solos.
“Oh María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza. Nosotros nos confiamos a ti, Salud de los enfermos, que bajo la cruz estuviste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe. Tú, Salvación de todos los pueblos, sabes de qué tenemos necesidad y estamos seguros que proveerás, para que, como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría y la fiesta después de este momento de prueba. Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, quien ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y ha cargado nuestros dolores para conducirnos, a través de la cruz, a la alegría de la resurrección. Bajo tu protección buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies nuestras súplicas que estamos en la prueba y libéranos de todo pecado, o Virgen gloriosa y bendita”. Papa Francisco
Acordémonos que la Cuaresma es un tiempo de preparación y que a pesar de que habrá cruces, siempre existirá la Esperanza de la Resurrección. Dejémonos interceder por Dios para que nos de la fuerza para colaborar y aprender de esta situación.
Belén Rodríguez Román