Aún tenemos cerca los ecos de las navidades y creo que aún no han terminado de caer en saco roto los propósitos que en el comienzo del año nos hicimos… no sé si los tuyos eran sobre idiomas, deporte o gimnasio, sobre llevar una vida más sana o quizás sobre tener menos de esas cosas que a veces nos atrapan más de lo que nos gustaría…
El caso es que esta semana hemos comenzado el tiempo litúrgico llamado Tiempo Ordinario, la parte del año que en las eucaristías vamos recorriendo la vida, el mensaje, la palabra y el misterio de Jesús, su enseñanza, sus signos, sus palabras, y de algún modo es algo así como comenzar el año, como Año Nuevo.
Por eso quizás es buen momento también para pensar en propósitos para este año que nos ayuden en nuestro caminar cotidiano de fe, en el normal y sencillo andar diario tras los pasos de Jesús.
Y os lanzo algunas ideas:
- Leer. Lecturas que nos hablen de lo realmente importante de la vida, del sentido, de Dios, de los otros…
- Un voluntariado. Darse a otros en un movimiento increíblemente evangélico por el que cuando más te das, en vez de vaciarte, más te llenas.
- Silencio. Tratar de buscar algún rato en el día sin ruido, sin distracciones, para estar con uno mismo, para orar, para serenarse, para centrarse.
- Ir a misa. El centro de nuestra experiencia de encuentro con Dios, con los hermanos y con uno mismo… un regalo al alcance de la mano…
- Buscar un grupo de fe… o acudir más frecuentemente a él. Necesitamos la comunidad para crecer, vivir, ahondar y celebrar nuestra fe, para ser más nosotros mismos necesitamos a los demás.
Vicente Niño, OP