Hay una escena en la serie ‘This is us’ en la que el protagonista está a punto de fundar su propia empresa que, sabe, le dará mucho menos dinero. En ese momento, descubre que uno de sus hijos tiene altas capacidades y la oportunidad de entrar a un colegio en el que podrá desarrollarlas. Y decide apartar su proyecto para darle una educación a su hijo.
Hay otro episodio muy anterior en ‘Los Simpsons’, en el que Homer encuentra trabajo en la bolera: el puesto de sus sueños. Entones, Marge se queda embarazada de Maggie y ya no salen las cuentas. Homer vuelve arrastrándose (literalmente) a la central nuclear para recuperar su anodina oficina, de la que cuelga un cartel: “Don’t forget: you are here forever” (no lo olvides: estás aquí para siempre), que Homer convierte en: “Do it for her”, tapando las letras que no corresponden con fotos de Maggie. (Ciertamente es una serie de otra época, por eso de que el jefe imponga como castigo un trabajo fijo).
Ser padre es, si me lo permitís, nadar hoy a contracorriente. Es atar tu vida a una familia para siempre y sin posibilidad de vuelta atrás. Es preocuparte por otra persona. Es cambiar las prioridades para invertir en un futuro que no verás. Es un acto de fe, de esperanza y de amor: las tres mayores virtudes juntas y alineadas para, simplemente, estar junto a los hijos.
Es el mirar por el otro en una sociedad en la que lo importante es uno mismo y la ‘libertad de hacer cosas’. Es, en muchos momentos, renuncia sin que nada a cambio vaya a llegar. Es que te vayan a poner mala cara en el trabajo si pides reducción de jornada.
Quizás tenga que pedir disculpas por hablar sobre qué es ser padre porque no lo soy. En cambio, si sé qué es ser hijo, y de eso sí puedo hablar. Ser hijo es que tu padre te enseñe a andar en bici, te enseñe a encender un ordenador por primera vez o tengas que enfrentarte a él cuando eres adolescente. Es ver cómo no siempre lo hace bien pero siempre lo hace lo mejor que puede y sabe, y eso ya es suficiente. No sé si alguien quiere un padre perfecto del que no se pueda reír de vez en cuando.
Que sin nuestros padres no seríamos. Y que nunca les podremos devolver lo que nos dieron, y nunca querremos que nuestros hijos nos devuelvan lo que les daremos.
Asier S.B.