Ahmed es de Mauritania. Estamos en Cáritas y hoy toca partir en porciones unas donaciones de pollo congelado. Le comento a Ahmed que cuando yo estaba embarcado en la marina mercante, al recalar en puertos de los países del oeste africano, siempre procuraba intercambiar pollo congelado de las provisiones de a bordo por pescado fresco. En Senegal, Costa de Marfil, Camerún, etc. gustaba mucho el poulet (pollo en francés). Nosotros, en cambio, añorábamos ese pescado recién sacado de la mar que nos traían los pescadores en sus cayucos.
Ahmed llegó en patera a Canarias hace un mes. Ha tenido suerte de que en el pueblo lo acogiera una señora. A él y a sus amigos los trajeron en un avión camuflado y los abandonaron en Barcelona, en la calle. Ahmed entró en una iglesia y de allí, sin saber cómo, acabó aquí, ayudándome con estas cajas. Hablamos en francés… Ahmed tendrá unos dieciocho años escondidos detrás de su risa. No tiene papeles ni puede trabajar. Le van a hacer voluntario para que pueda justificar algo. Ahmed va a estar así durante muchos años, porque las leyes de extranjería exigen una serie de requisitos que deben cumplirse para que cualquier extranjero pueda trabajar en España.
Las “avanzadas” democracias occidentales son regímenes virtuales en los que el mundo está al revés. Se pierden cosechas al no tener trabajadores para recogerlas mientras personas como Ahmed están deseando trabajar. Nos dicen que el pueblo es el titular de la soberanía, pero se trata de un titular que carece del mínimo poder para intervenir en nada… Es como si hubiéramos contratado a unos trabajadores que se han adueñado de nuestra casa… como un jardinero que nos obliga a nosotros podar los arbustos… como si nuestras mascotas vivieran dentro de casa mientras nosotros tratamos de acomodarnos en su caseta de perro… Es como si hubiéramos creado unos papeles monstruosos con vida propia que deciden por nosotros quien es y quien no es persona. Pero todo nos parece normal, pues nadamos a favor de una corriente que nos impide ver el rio… ¿Por qué razón no dejamos que trabaje la gente que viene a trabajar?… ¿Por qué no ponemos al jardinero en su sitio y quemamos esos papeles que nos amenazan?… ¿Por qué no obligamos al perro a dormir en su caseta y recuperamos nuestra casa?…
En unos ejercicios espirituales dominicanos se nos habla de la necesidad de centrarnos. Se utiliza el símil del horizonte artificial en los aviones, que es un aparato sin el cual los aviones se estrellarían de noche al no tener una referencia estable de su posición de avance. La inercia del avance continuo sin una referencia que nos guie, nos hace perder toda perspectiva de lo que existe a nuestro alrededor… y del sentido de nuestra vida… Es como si todos viviéramos bajando un rio muy rápido… si miráramos a nuestro vecino lo veríamos quieto, pues bajando a nuestra misma velocidad falta la referencia de un punto externo… Para saber a qué velocidad se mueve la corriente, es necesario alejarse del centro del rio y alcanzar la orilla… y una vez allí, salir del agua, secarse, serenarse y mirar al rio desde fuera… entonces nos daremos cuenta de la violencia del torrente que todo lo arrastra…
Añoro esa época africana cuando la relación con mis hermanos era posible. La recuerdo como un tiempo de libertad… Quizás, como la democracia en España todavía era muy chica, la cuidábamos mucho y teníamos mucha esperanza en ella… pero, pasan los años y me duele esa lentitud en el avance contra el miedo al hermano, contra el egoísmo, contra el analfabetismo cultural.
Los dominicos disponen de una constitución fundamental democrática mucho más perfecta que la democracia política nuestra, que se basa en la responsabilidad de todos los miembros de la Orden y en el principio del bien común… y lleva funcionando 800 años!… ¿Porqué no la copiamos?… ¿Porqué ese miedo a relacionarnos y a aprender del prójimo?…
Debemos darnos cuenta de que somos nosotros, y no Ahmed, los que necesitamos cumplir unos requisitos para aceptar al extranjero: el requisito del amor al prójimo… el requisito de la compasión… el requisito de la comunidad… el requisito de aprender siempre, sin miedo a la verdad… el requisito de buscar el bien común en el enriquecimiento mutuo… Igual deberíamos comenzar con el trueque de pollo congelado… ¡saldremos ganando… que el pescado viene directamente de la mar!…
Juan Ordoñez. Voluntario de Selvas Amazónicas