Peldaño a peldaño vamos terminando la escalera de este año, algo peculiar, muchos la habrán visto como una escalera de subida, que cuesta, que cansa, que parece que nunca va a terminar… para otros la escalera habrá sido de bajada, un descenso del que ya no podrán volver hacia atrás, que también habrá costado por el vértigo del descenso, por el miedo a caer y bajarlos todos de una vez.

Sí este año ha sido una escalera, en pocos momentos nos parece haber vivido un camino llano, quizá porque, ni en el confinamiento, fuimos muy capaces de pararnos en nuestro escalón y mirar alrededor a ver lo que teníamos, lo que deseábamos, lo que nos sobraba y lo que nos faltaba, simplemente nos paramos, dimos pocos pasos en espacio reducido pero puede que no del todo conscientes de lo que ocurría.

Hoy no podemos volver atrás y tampoco es conveniente, pero es cierto que la mirada no debe perder nunca la visión que en ese tiempo recogimos en nuestro “disco duro” porque tuvimos que aprender a base de golpe y eso tiene que servirnos de enseñanza para lo que vendrá que, como hoy hace un año no lo podíamos imaginar, ahora tampoco podemos adivinar, pero sí estar preparados de otra manera.

Hoy recordamos la figura de una mujer, ya por ser mujer insignificante en aquella época, que de alguna manera dio un giro nuevo a la historia, aceptó un proyecto difícil de comprender y tantos años después, gracias a una expresión tan simple como dura, , seguimos teniendo un camino que hacer, unas huellas que seguir.

Ella abrió la puerta a algo nuevo, hizo que la mirada de Dios cambiara de miedo a misericordia, de una grandeza de poder a una pequeñez de amor, hoy podemos volver a dar un sí, el nuestro, a buscar caminos de unión, de reconciliación, escaleras y puentes que acerquen, que ayuden al diálogo, a la aceptación de lo diferente, a la apertura y a la diversidad, a la acogida y al acompañamiento.

Si una mujer hace tantos años y en aquellas circunstancias posibilitó el camino de un cambio tan grande ¿no somos capaces nosotros hoy de abrir nuevas oportunidades en nuestro mundo tan conectado?.Estamos en adviento, tiempo de espera y esperanza, hacemos el camino del encuentro, servimos de apoyo para otros que intentan subir o bajar sus escaleras y necesitan pararse para tomar aliento, para observar la realidad, para descubrir sus fuerzas a la hora de subir o bajar el siguiente escalón. Digamos SÍ.


Macu Becerra Domínguez DMSF