Nos creíamos con el control del mundo. De la naturaleza. De las personas. Del tiempo. Incluso de nuestra propia vida. Pero llega una pandemia y nos descoloca, a todos por igual.
La vida. Formada por algunos acontencimientos que podemos anticipar, pero otros muchos que no podemos controlar.
Creados dentro de una maravillosa naturaleza. De la que dependemos.
Con miles y millones de personas con las que compartir. Cada una única, pero con la misma dignidad.
Un tiempo regalado. Aunque establecimos los husos horarios, cada día y cada hora se nos da.
Una vida que empezó a través del amor de nuestros padres, pero que no sabemos hasta cuando llegará.
La vida que es relatada con acontecimientos pasados, que nos permitieron disfrutar y aprender. Y que nos lleva a soñar y desear un futuro de esperanza. Pero como decía el gran Pau Donés a través de su corta pero ejemplo de vida: “Sobre todo sed felices, porque la vida es urgente, es una y ahora, y hay que vivirla con intensidad.”
Que en esta “nueva normalidad” sepamos apreciar la vida y disfrutemos cada momento presente que se nos regala.
Gracias Señor por la vida.
Belén Rodríguez Román