Una de las mayores lecciones que me llevé de la Facultad de Periodismo (en la que aprendí muchas cosas), es que hay que seguir las historias. Normalmente, la noticia es ‘lo nuevo’. De repente pasa algo y hay que contarlo, y mañana o la semana que viene habrá una cosa diferente.
Es en ese momento en el que, muchas veces, quedan sepultados los avances de las cosas que algún día hemos cubierto. Pero la vida, por suerte, es dinámica. Y es, precisamente, en el seguimiento de las historias donde he podido encontrar algunas de las mejores que he contado.
Las historias están ahí, solo hay que buscarlas. Porque una noticia es una foto, pero un reportaje puede, a veces, aspirar a ser una película. Seguir las historias es, además, estar vigilantes. ¿Cuántas veces un político equis anuncia a bombo y platillo una medida, una ayuda… y luego queda en agua de borrajas? Ahí debe estar el periodista preguntando, qué fue de esto, qué fue de aquello. A veces las cosas seguirán igual, pero muchas otras, los cambios serán dignos de contar. Además, y esto es mucho más importante, cuando preguntas por algo de vez en cuando, demuestras tu compromiso por ello. Eso, en ocasiones, es bien visto. En otras, puedes llegar a ser un poco incómodo.
Pues las personas son historias. Por eso, lo mejor es cuando nos acordamos de la persona de vez en cuando y preguntamos qué tal está, cómo le fue aquel proyecto del que nos habló… porque, día a día, todos vamos escribiendo el relato de la vida.
Asier Solana