Hoy quiero aportar mi granito de arena al debate que ya hemos perdido sobre la eutanasia aquellos que no somos favorables a su aprobación, menos en los términos de la futura ley. Me limitaré a revisar algunos argumentos esgrimidos para aprobarla.
“Si estás en contra de la eutanasia, estás a favor del sufrimiento”. Falso dilema. ¿Te imaginas que se pudiera eliminar el sufrimiento sin matar a alguien? En la inmensa mayoría de casos es posible con las unidades de paliativos. Pero claro, eso es caro para el sistema y depende de cada comunidad Autónoma.
“La gente tiene derecho a decidir qué hacer con su vida”. Claro, lo que no está tan claro es que otra persona tenga que ser el agente que cause la muerte. Más complicado en el caso del personal sanitario: a partir de ahora, podremos ir al médico a que nos mate. Por otro lado, no discutimos que el estado nos obligue a llevar cinturón de seguridad o a seguir cientos de protocolos de para preservar nuestra vida en actividades peligrosas.
“Pero se regula la objeción de conciencia”. Sí, de manera individual, avisada previamente en un listado que registra a los objetores y que tendrá el gobierno. ¿Les ponemos un brazalete con estrella amarilla de seis puntas en la bata?
“Javier Sampedro y María José Carrasco”. No son casos de eutanasia sino de suicidio asistido. Estos debates se ganan en el debate público por casos icónicos… Sólo que en nuestro país eran otra cosa que no es eutanasia. En cuanto a Carrasco, además, llevaba casi 10 años esperando entrar en una residencia pública para la que tenía plaza.
“Hay una gran demanda social y por eso es la primera ley de esta legislatura”. “El 70% de los españoles desata a favor de la eutanasia”. Creo que no es lo mismo decir que la mayoría de la gente esté a favor de la regulación a decir que hay una demanda social. Aun así, de todos los argumentos a favor es el más cierto: actualmente, la mayoría de la gente está a favor de la eutanasia, con el punto importante de que la gran mayoría de las gente no la distingue del suicidio asistido o la adecuación del esfuerzo terapéutico.
Asier Solana