Acabo de leer el último libro del fraile dominico Felicísimo Martínez. Un libro que lleva por título «La salvación».
Felicísimo, una vez más, muestra su preocupación sobre el lenguaje que utilizamos -lenguaje que hemos heredado- en el ámbito teologal. Un lenguaje que no llega, un lenguaje que no dice nada, un lenguaje convencional que hoy suena «envejecido y gastado».
Da la impresión, nos dice el autor del libro, que cambiamos de mundo, de cultura, de idioma… Es significativo el ejemplo que pone en la introducción del libro (pág. 11) haciendo referencia a una carta sobre la salvación cristiana publicada por la Congregación para la Doctrina de la Fe. Y es que Felicísimo da a entender que esa carta habla sobre ‘las cosas de Dios’… pero ‘no hay dios’ que lo entienda.
No está dividido en capítulos, el libro es un todo donde se va abordando, a modo de ensayo, todo lo referente a eso que denominamos «salvación cristiana». Lo más atrayente del libro es que lo hace de forma inductiva, es decir, parte de experiencias humanas que permiten adivinar qué es eso de la salvación. El autor es consciente de que no es un tema fácil de abordar. Porque el error frecuente de las Iglesias de violentar las conciencias y obligar a aceptar credos; recurrir a la amenaza y el castigo para imponer los términos de la salvación, lo único que han conseguido es privar de la sabiduría del Evangelio que es la única que nos muestra la verdad sobre este tema.
Muy recomendada la lectura de este libro el cual, según su autor, está escrito intentando encontrar el lenguaje y palabra adecuada para que este tema, «la salvación», llegue a interesar a algunas personas que se han desentendido de él.
Fr. Ángel Fariña, OP