Lo que viene a partir de ahora y cada quince días, durante varios ‘capítulos’, es un pequeño repaso a algunas historias de ciencia ficción, que no suelen ser más que una excusa para hablar del ser humano de tal manera que, al cambiar las circunstancias y el tiempo, podamos identificarnos mejor con sus protagonistas o con sus dilemas. Este año ha sucedido, en el ‘pequeño’ mundo de esta literatura, que una misma novela ha ganado los premios Hugo y Nebula, que son los más prestigiosos de esta temática a nivel mundial. Normalmente suelen darse a obras diferentes, pero cuando el libro es tan bueno como el de este año, no queda otra.
Exactamente, se trata de The Calculating Stars, de Mary Robinette Kowal. Esta historia pertenece a un subgénero bastante reciente de ciencia ficción que ha venido a llamarse ‘hopepunk’, y que viene a resaltar cómo, en medio de la adversidad y de las situaciones aparentemente tenebrosas, hay personas que, sin quererlo, hacen que valga la pena. No arreglararán necesariamente el mundo, pero sí que conseguirán que sea un lugar un poco mejor. La idea me parece genial, aunque no especialmente original. Sobre todo, me parece que esa actitud es la que debería inspirarnos en todas esas ocasiones en las que nuestro alrededor nos parece tan poco ‘esperanzador’.
En cuanto Te Calculating Stars, se trata de una ucronía que nos presenta una historia reciente apocalíptica: en 1952 un meteorito impacta sobre Washington y desata una crisis climática muy parecida a la nuestra, pero a velocidad aún más acelerada. Tanto, que a la humanidad no le queda otra opción que buscar la manera de salir de la Tierra en busca de otro planeta habitable: Marte. El problema dentro de todo esto, a las mujeres no les dejan ser astronautas, algo contra lo que se enfrentará nuestra protagonista, Elma York.
Y, tengo que deciros, Elma no es una persona precisamente modelo, porque los héroes no son perfectos caballeros andantes en armadura ni inmaculados justicieros. Pero ahí está, luchando por lo que cree.
Asier Solana