Algunos la pueden encender y apagar cuando quieran.
Otros la malgastan sin conciencia.
Otros piden ahorro, pero siempre la mantienen encendida.
Otros ese ahorro no es por concienciación sino por economía.
Otros no la pagan, pero se las ingenian para tenerla.
Otros deciden apagarla aunque puedan encenderla, por un buen uso.
Otros que son innovadores y usan otro tipo de energías como ahorro.
Otros que la primera luz que quieren encontrar no está en el techo, sino en algún puerto que los reciba.
Otros que podrán usar la energía cuando al presidente se le antoje.
Otros solo podrán encenderla si les toco ser de los privilegiados.
Otros puede que a su barrio no le llegó.
Otras veces puede que solo se encienda en la casa del presidente.
Otros que aunque la energía esté en su tierra, la desviaron para que la usaran en otro lugar.
Otros que aunque la energía esté en su tierra no quisieron obtenerla por respeto a “la madre tierra”.
Algunos tienen opción a encenderla, apagarla, derrocharla o ahorrarla, otros…nunca vieron la electricidad.
La naturaleza fue creada primero que nuestra propia existencia y nos da la vida, pero nos damos el lujo de abusar de ella. No solo la destruimos sino que nos estamos destruyendo, como las vidas que se han ido por las inundaciones de Mozambique.
¿Seguimos mirando solo para nuestra luz? ¿O somos capaces de ponernos en el lugar de aquellos que no tienen y sufren las consecuencias? Los primeros cambios y movimientos ya están en las calles pero tenemos que ser responsables cada uno para que la tierra que Dios creó se mantenga viva como nosotros. ¿Qué cambios vas a realizar?
Belén Rodríguez Román