Para la sociedad en general
la Navidad llega con las luces en las calles, los polvorones en los
supermercados, carteles en las tiendas y los anuncios tradicionales.
Para nosotros los cristianos el tiempo ordinario se va acabando con
Cristo como Rey, poniéndose al servicio. Y con el Adviento empieza
nuestra preparación a la Navidad.
A veces se nos puede hacer difícil ver y seguir al Rey de servicio y
prepararnos interiormente en el Adviento porque parece que el rey que
impera es el consumo. Comprar solo por el hecho de comprar sin ver la
profundidad del compartir. Pero siempre podemos sacar algo de este
periodo de ventas, los anuncios y sus valores.
Los anuncios de esta época siguen manteniendo bonitos valores. Son
nostálgicos, animan a estar en familia, el reencuentro con amigos, la
ilusión y el amor. Incluso este año el famoso anuncio de la lotería no
se ha quedado solo en el hecho de ganar egoístamente, sino del
compartir. Compartir y estar atentos a las necesidades de los demás.
Esto sí nos puede ayudar a nuestra Navidad, viendo las necesidades y
compartiendo detalles con los demás.
Que sepamos guiarnos por el Rey del Servicio y profundicemos en nuestro interior y en el bienestar de los demás.
Belén Rodríguez