El IV Encuentro de Jóvenes Dominicos de este fin de semana en Los Molinos (Madrid) tenía un tema como hilo conductor: “Ciencia yReligión”.
Hacía mucho tiempo que no asistía a un evento de este tipo,fuera de los límites de mi parroquia o mi vicaría, quizás desde la JMJ2011. La experiencia ha sido sublime y me ha proporcionado la posibilidad de relacionarme con gente de otras partes de España y con diversas formas de pensar, que es lo enriquecedor de estas actividades. Es de esa clase de experiencias que te hacen salir a contarlo, como la Buena Nueva. Estoy seguro de que repetiré, pero intentando involucrar a más gente.
¿Será porque Dios nos quiso a todos allí en ese momento? ¿Fue una probabilidad o una alineación de los planetas?
Ciencia y Religión aparte, lo que descubrí es un grupo de gente nueva que parecía conocer desde hace tiempo. Ellos fueron experiencia de Dios y descubrí que, si te abres a conocer y compartes tu vida y tu Fe con el hermano desconocido, se genera química.
¿Religiosos científicos? ¿Científicos creyentes? La relación entre Fe y Religión se ha sometido a un polémico debate a lo largo de los siglos. Muchos científicos famosos eran creyentes y fueron criticados por ello.Pero ¿cómo nos afecta a nosotros la coexistencia de estas dos? Bajo mi punto de vista no son opuestas, más bien se trata de un binomio: ” Conjunto de dos personas o cosas tomadas como unidad o como elementos en equilibrio o dependientes uno de otro.”
De los debates hemos podido sacar la siguiente conclusión: Ciencia-Religión es un binomio que nos afecta desde que vamos al colegio a estudiar ciencias y religión y continúa mientras nos vamos haciendo adultos en forma de polémica al hablarlo en la universidad, en el trabajo, en la familia o con amigos…
Nos cuesta hablar de Fe en esos ambientes fuera de nuestra parroquia, vivimos en un mundo en el que todo se cuantifica y se analiza estadísticamente y dejarse llevar por los sentimientos de la Fe es una locura. Esto me lleva a la siguiente reflexión: el amor de Dios y a nuestros hermanos ha de ser loco, pues ¿quién va a entender el amor y la entrega por alguien que no vemos ni podemos siquiera tocar?
Aunque sea difícil, tenemos que acercar el mensaje de Jesús a quienes tenemos cerca a través de nuestros actos y nuestras palabras, sin tratar de convencer a nadie con teorías astrofísicas o sermones teológicos. La mejor demostración de nuestra Fe es la felicidad que nos proporciona y, si los demás pueden ver esa felicidad en nosotros y la contagiamos, entonces estaremos generando experiencia de Dios en ellos, estaremos evangelizando.
Aquí se despide un ingeniero creyente con un poema formulado durante el encuentro:
Javier de Luis. Comunidades de jóvenes de la Parroquia de Nuestra Señora de Atocha.