El reclamo es fácil: la primera es gratis, toma, aquí tienes 50€ de regalo para empezar a apostar, con eso puedes ganar mucho. Y como lo dicen futbolistas en sus camisetas y famosos en los anuncios, basta dar unos clicks y, en el propio móvil, ¡hecho! Puede que, incluso, se gane algo. Raro es que uno nunca acierte nada. Y claro, los 50€ se acaban y… siempre se puede apostar un poco más. Se gasta rápido, aunque cuando llega, llega muy rápido. Y sin esfuerzo.

Ay, si Dostoievski levantara la cabeza. ¡Ah, que no habéis leído el jugador! La novela de una señora que se arruina apostando a la ruleta porque algunas veces le sale bien y luego… pues sale mal. Porque en el mundo de las apuestas siempre acaba mal.

Quizá sea demasiado ambicioso pedir que todos leamos a este genio que tiene novelas más allá de Crimen y Castigo, pero por lo menos podemos pararnos a pensar ‘en qué apostamos’ y ‘por qué apostamos’, y lo que pasa después. Hay quien vende una apuesta que no cuesta nada y va a dar todo… y al final cuesta mucho y no da nada; más bien al contrario, quita amigos, dinero, salud… quita vida y esclaviza. Hay quien nos pide apostarlo todo con una promesa muy vaga… que parece que no da nada pero lo da todo, llena de vida y libera.

Asier S.B.