El Movimiento Juvenil Dominicano experimentará, el próximo mes de octubre, una profunda renovación en su máximo órgano de representación: su Consejo Nacional. Se culmina un proceso que empezó de forma natural hace unos años, con grupos como Dalit que salieron (la mayoría de sus miembros se unieron a las Fraternidades Laicales) y otros como Esnalar que han entrado en la dinámica del Movimiento.

Antes de que se formalice el cambio de consejo (se votó el pasado junio pero no se hace efectivo hasta octubre), hablamos con Ángela Burguet, que ha sido durante cinco años Coordinadora Nacional, y Alejandro García, que le tomará el relevo. “Hay que tener en cuenta que dos de los cinco miembros del próximo Consejo Nacional van a estar por primera vez en el órgano. Se votó pensando más con el corazón que en la experiencia”, comenta Burguet.

Durante estos cinco años “el MJD ha cambiado completamente: ya no somos los de antes, y la situación del Movimiento ahora también es diferente”, en palabras de la actual coordinadora. Pero los cambios no han acabado y Alejandro García comenta que si bien puede faltar algo de experiencia (él y la próxima secretaria, Lourdes Romero, han sido vocales en este consejo, además de Guillermo Prado, que fue tesorero y ahora será vocal), van sobrados de motivación: “Lo he hablado con todos los que vamos a formar parte del próximo consejo, y todos tenemos muchas ganas de trabajar y de hacer las cosas muy bien. Estoy tranquilo en ese sentido”.

Los retos de los próximos dos años son infinitos y los dibujan entre los dos: “Por una parte, afianzar y acompañar a los grupos que hay, por otra parte no alejarse de la realidad social que nos rodea. Y dos cosas imprescindibles: primero, la consciencia de ser Movimiento, de ser MJD; segundo, no perder bajo ningún concepto nuestro Dominicanismo. No somos un grupo cristiano únicamente, sino que vivimos nuestra espiritualidad de una manera particular que quien no lleva algo de tiempo puede no tener en cuenta”.

Ahondando más en este último aspecto, es imprescindible preguntar por la relación entre la Familia Dominicana y el MJD: “Se nota que la Familia nos quiere escuchar: estamos allí como uno más, porque somos los jóvenes de la Orden. Siempre hemos tenido espacio para hablar y para presentarles todo lo que hacemos y necesitamos”, comenta Ángela Burguet. ¿Y qué les pediríais? “Que nos promocionen allá dónde estén, que presenten a todos los grupos jóvenes la posibilidad de ser MJD”, dice ella; “Paciencia y comprensión con los jóvenes”, añade Alejandro.

El protagonismo de los jóvenes de la Orden se verá reflejado a partir del próximo octubre, cuando además del traspaso de Consejo dará comienzo el Año Joven Dominicano al que está invitado a participar toda la Familia: “La lupa está puesta en nosotros, los jóvenes. No podemos fallar en las actividades que se vaya sucediendo”, sentencia Ángela. 

El futuro próximo del MJD pinta complejo pero muy optimista: cada vez son más las personas que se unen a un Movimiento que ahora se reinventa. Ángela Burguet seguirá, fuera del Consejo Nacional, pero en Emuná, un grupo surgido el pasado año en Madrid. Alejandro García, de Grupo Espiga, será el encargado de coordinar el nuevo equipo, en el que participan otros cuatro jóvenes. Sus próximas citas: el encuentro de Jóvenes Dominicos en noviembre y el Encuentro Nacional de MJD España en febrero, en el que se reflexionará sobre el papel de la mujer en la Iglesia.