He tomado la decisión firme de tener buenababa. He decidido que ofenderme no sirve de nada, que mejor ser construir en positivo en vez de derruir en negativo. Que si quiero hacer un mundo mejor, será con todos o no será mejor. Que las ideas, además de honestas, tiene que ser justas. Que somos más que una ideología y menos que un grano de arena en una playa infinita.
No quiero confrontarme, prefiero dar ejemplo. No creo que alegrarme de alguien que entra a prisión, de una muerte o de cualquier otra desgracia sea justicia poética. La poesía, gracias a Dios, no tiene nada que ver con el ensañamiento.
Quiero que critiquen ferozmente lo que pienso, prefiero ponerle una sonrisa a mis vergüenzas en vez de tener la posibilidad de escudarme en una ley para taparlas.
No sé si me pilláis, hablo de mí pero hablo de lo que espero de otros. Más buenababa (que es lo mismo que decir “menos malababa”, pero con menos malababa).