Un día de estos oscuros, de lluvia, aire apetecía cine. No sabíamos muy bien que elegir pero algo nos llevaba a ver “El cuaderno de Sara” y acabamos viéndola.

Es la historia de Laura, una abogada cuya hermana, Sara, llevaba dos años desaparecida en la Selva del Congo. Tras intentar buscarla a través de ONGs, embajadas y no tener éxito, se dispone a viajar a Kinashasha para buscarla ella misma. Durante su viaje ocurren demasiadas aventuras, pero no extrañas a la situación que viven los millones de los congoleños de la zona. En el territorio del “nuevo oro negro”, el coltán (del mineral que están hechos nuestros super móviles)… ¡Qué cantidad de aberrocidades pueden ocurrir!  yo le comentaba a mi amiga “¡eso lo vi de verdad en un reportaje! ¡Que es real!” esto me indignaba, me entristecía y me tenía que desahogar (recomiendo que veáis este documental).

A pesar de las inhumanidades, aparecen numerosos y maravillosos personajes que ayudan a Laura en su búsqueda, de entre ellos un religioso, periodistas, diversas ONGs y sobretodo un joven y habitantes de allí. Los niños, es lo que más impactaba de la película, con esas sonrisa , tan bonitos y alegres pero después pensaba… tantas infancias destrozadas, viendo atrocidades, viviendo el sufrimiento, ¿qué va a ser de ellos? Me venía a la cabeza  también  las imágenes de estos días de los niños de Siria, ¿qué están y que estamos haciendo?. Los seres vivos aprendemos más de lo que vemos en nuestro entorno, lo que vivimos, que lo que nos puedan contar, así que… ¿qué están aprendiendo estos niños? ¿cómo esperamos que sea su futuro?

Os recomiendo esta película no solo para saber qué pasa con la hermana de Laura sino para conocer las realidades del mundo, qué nos sirva para reflexionar y actuar.