FOTOS: Dominicos.org
En el centro de Madrid, en plena calle Claudio Coello, casi que pasando desapercibido, nos encontramos un nuevo espacio que apuesta por la interacción entre las artes, la palabra, la religión y nuestro día a día. El nuevo reto de la Orden de los Dominicos se materializa en O_LUMEN, espacio para las artes y la palabra. Con este proyecto se traspasan los límites legítimos del espacio museístico, yendo más allá de la acción de contemplar una obra de arte y que nos invita a reflexionar, pasar por el corazón y actualizar el arte.
El espacio arquitectónico ya es una novedad en su presentación museística ya que, la sala es el resultado de la rehabilitación total de la Iglesia de Santo Domingo El Real; construida en 1968 por el arquitecto Francisco Coello de Portugal. Pero lo más interesante de dicha remodelación –llevada a cabo por el arquitecto Antonio Ruiz-Barbarín–, es la conservación de determinados elementos que nos permiten relacionar el espacio con nuestros modelos de iglesia cristiana pero, a su vez, rompe con los esquemas clásicos para tales construcciones religiosas, generando nuevas oportunidades de uso.
De ese modo, el espacio arquitectónico se convierte en un elemento más que configura y forma parte de la personalidad de O_LUMEN. Podríamos decir que la finalidad principal, y el germen de su creación, es tender puentes entre las diferentes manifestaciones artísticas de nuestro panorama actual y la espiritualidad. Todo ello a través de una agenda muy variada: desde exposiciones de pintura, escultura, videoarte, arte lumínico o fotografía; también presentará de modo paralelo diferentes actividades en el ámbito artístico-cultural como coloquios, conferencias, recitales poéticos y literarios; pero también navegará en el mundo de la performance, la danza, el cine o conciertos en vivo.
Asimismo, el espacio O_LUMEN presenta un gran interés en el mundo de la educación, entendiendo el arte como un mecanismo para llegar a los más pequeños –y no tan pequeños- de nuestra sociedad; un medio para despertar sensibilidades que en nuestro día a día pasan desapercibidas y abrir los sentidos al arte y su poder para transcender. O_LUMEN fija su objetivo en visibilizar la dimensión transformadora y humanizadora de las artes; y partiendo de esta premisa, el arte se convierte en un elemento más para llegar a Dios, conectar con nuestra espiritualidad y sentir emociones que superan la obra de arte material.
A lo largo de la Historia del Arte, se han utilizado las diferentes expresiones artísticas para alcanzar el concepto de divinidad, intentar comprender nuestro mundo o dar explicación a nuestra existencia. Por lo tanto, el arte, la religión y la espiritualidad conforman un triángulo cultural con un gran peso en nuestra humanidad. Con este tipo de propuestas como O_LUMEN, se quiere volver la vista a la creación humana, es decir usar el Arte –con mayúsculas- como punto de partida para analizar nuestra relación con Dios y nuestra profundidad espiritual.
Inaugurado el 21 de marzo, O_LUMEN se hace un hueco en el mundo artístico madrileño presentando un programa diferente, cargado de buen arte que no dejará indiferente a nadie. Así es como podemos disfrutar de la exposición “Kim En Joong, trazos de luz” hasta el 31 de mayo de 2018. Kim En Joong es un fraile dominico surcoreano que aúna en sus obras sus raíces orientales, su pasado con el mundo budista –se convirtió al cristianismo en 1969- y las corrientes del arte abstracto. Fr. Kim es un artista con un gran recorrido artístico y gran trayectoria internacional, no únicamente en el arte de la pintura (especialmente sobre lienzo y papel, aunque también ha realizado alguna obra sobre textil creando ropajes litúrgicos), sino también con la cerámica y las vidrieras, su expresión más conocida en el panorama europeo.
O_LUMEN nos presenta un pedacito de la extensa obra de Kim En Joong, donde el color es el principal protagonista. Una explosión visual que, en muchos casos, ni siquiera porta un título, para que sea el propio espectador el que bucee en su interior, dando significado a cada obra de arte según su contexto personal y su experiencia vital. Estamos frente a una producción artística cargada de movimiento, cual danza pictórica, además de ciertos recuerdos al mundo de la caligrafía y donde el color será el firme sustituto de la decoración figurativa.
El artista Kim En Joong plasma lo más primitivo, no en un sentido peyorativo, sino retomando la línea artística y de pensamiento de grandes pintores como Wassily Kandinsky, Mark Rothko, Sonia Delaunay, Emil Nolde, Paul Klee o incluso Jackson Pollock. Pero, Fray Kim lo hará aportando su propio registro y estilo: colores diluidos, cargados de una gran luz que no llenan toda la superficie, de modo que el fondo del lienzo cobra un papel importante en la composición final. Quizá por ello se le conozca con el nombre del “pintor de blanco” o “pintor de la luz”.
La búsqueda incansable de Kim En Joong de la espiritualidad más profunda a través del arte, convierte a sus obras en verdaderas puertas para adentrarse en lo más profundo de uno mismo, con la finalidad de encontrar en ese interior un espacio de diálogo con Dios.
En el mundo en que vivimos actualmente donde prima lo inmediato, las prisas y el estrés, no es un mal plan sentarse, respirar y contemplar. Nuestro ser demanda una profundidad y reflexión que el arte de Kim En Joong nos brinda y nos pone a nuestro alcance. Elimina todo lo superficial, lo material y figurativo para extraer a la superficie lo oculto, lo que es verdaderamente importante y nos hace felices.