La Fundación SM lleva más de 35 años dedicada a los jóvenes y la educación, siendo uno de sus principales esfuerzos de estudio, la elaboración de periódicos informes que tratan de mostrar el perfil de los jóvenes españoles, lo que les interesa, lo que les preocupa, lo que valoran, lo que no aceptan, lo que les importa.
Lo hacen a través del Observatorio de la Juventud y en el último trimestre del pasado año 2017, se ha presentado el último de esos informes: Jóvenes españoles “entre dos siglos” (1984-2017).
Nos muestra ese informe un perfil de jóvenes entre los 15 y los 24 años con tres rasgos centrales: una profunda Subjetivización del Yo –lo que nos habla de individualismo, de la clave elección como central para el desarrollo personal y con una lectura afectiva de la persona por encima de otros rasgos-; una clave de naturalización de la Diversidad como espacio de construcción de la Identidad –con el arraigo profundo del valor de la tolerancia, con la primacía de la experiencia en esa construcción personal y con la asunción de la libertad individual como criterio básico-; y con la Incertidumbre como vulnerabilidad ante el Futuro –fruto de la situación de crisis y amenazas, de la fragilidad de pasadas seguridades y de la quiebra del paradigma del progreso-.
Nos habla pues de una generación joven diversa, nada homogénea, con relaciones cálidas pero débiles, con ausencia de límites y marcos referenciales claros, con una fuerte valoración de lo personal, quizás en una debilitación de la razón con la primacía de la emoción, una generación profundamente tolerante, con la libertad y la decisión personal como criterios básicos de conducta, donde lo estético y lo afectivo son sumamente importantes, lo que abre a la ruptura entre fines y medios, valorando ampliamente los fines pero en una debilidad de medios para alcanzarlos, con una religiosidad difusa y no institucional, poco contestarios, aunque abiertos a los cambios, preocupados por lo ético aunque en una interpretación subjetiva de ello, necesitados de más capacidad crítica, algo desencantados, pero afianzados en claves centrales como la familia y el cuidado.