La convocatoria del próximo Sínodo de los Obispos centrada en el tema de los jóvenes -” Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”-, previsto su comienzo en el mes de octubre de 2018 ha despertado movimiento en la Iglesia.
El sábado 10 de febrero participamos un grupo de Delegados de Pastoral Juvenil Vocacional de distintas ordenes, congregaciones y movimientos religiosos de vida consagrada, en la Jornada organizada por CONFER –la Conferencia Española de Religiosos, que agrupa a las distintas instituciones de la vida consagrada de España- “Llamados a acompañar. El acompañamiento personal en el horizonte del sínodo de los jóvenes”. Distintos Delegados de Pastoral Juvenil Vocacional de la Familia Dominicana – de las Dominicas de la Enseñanza, de la Provincia de Hispania de los Frailes Dominicos, de las Dominicas de Nazaret, de las Misioneras de Santo Domingo y de las Dominicas de la Anunciata- estuvimos allí presentes, aportando nuestro granito de arena en este ámbito de la Pastoral.
Día intenso y enriquecedor que comenzó con la Eucaristía, tras la que Raúl Tinajero –Delegado de Pastoral Juvenil de la Conferencia Episcopal Española-, compartió la importancia del acompañamiento hoy y qué caminos desarrollar en la pastoral juvenil y vocacional, haciendo hincapié en la importancia de ir tejiendo redes de comunión eclesial, para centrar sobre todo al Joven y a Dios en el proceso del acompañamiento.
Tras él, se sucedieron distintas experiencias de Vida Religiosa en torno al acompañamiento personal, cuatro religiosos –dos hombres y dos mujeres- que ilustraron las oportunidades, retos, amenazas y posibilidades del acompañamiento en distintos ámbitos: el educativo, el de la maduración en la fe con universitarios, el de la realidad de situaciones de dificultad y sufrimiento de los jóvenes, y el de la búsqueda vocacional. Experiencias llenas de vitalidad y de propuestas para seguir avanzando y ser creativos en la figura de acompañados y acompañantes.
La idea central es clave y común en la realidad del acompañamiento: que el joven esté y sea el centro de nuestra pastoral; la necesidad de ciertos valores y actitudes en los acompañantes, lo que exige formación y un carisma determinado; la personalización con cada joven, sin recetas estándar ni tibias escuchas; y el objetivo de crecer y madurar en la experiencia de Dios, buscando cuál es el camino al que llama Dios a cada persona.
La jornada terminó en la tarde, tras un tiempo dedicado a la reflexión, el compartir y al discernir en conjunto.
Y es que estamos llamados a acompañar. Los que hemos tenido esta experiencia de ser acompañados y ahora hacemos camino con los jóvenes, sabemos de la importancia de la formación, de tener experiencia de Dios, de ser testimonio, de ser hombres y mujeres de hoy. Sabemos que no siempre es fácil pero es nuestra hora y la de los adolescentes y jóvenes. Debemos preparar a buenos acompañantes para saber estar al lado de ellos.