Ayer me quedé impresionada por una frase que escuché a mi madre ante un gasto inesperado y relativamente pequeño (36€ en vajilla para la cocina), “hija eso para el mes que viene que este mes no nos llega para más”. Y es que después de toda una vida trabajando una pareja de pensionistas tiene que hacer muchos equilibrios para poder vivir dignamente.

El 47% de los jubilados tienen dificultades para llegar a fin de mes. El 36% no puede irse de vacaciones y el 34% afirma no tener fondos para hacer frente a gastos imprevistos. Estos datos dan una visión de la situación a la que deben hacer frente las personas que tienen más de 65 años en España.

Este año a los pensionistas les han subido sus pensiones un 0,9% que para muchos de ellos supone poder comprar un par de barras de pan. Para ellos, para su día a día, no es suficiente. Las cuentas no les salen.

El umbral de pobreza se sitúa oficialmente en 8.208 euros netos anuales por cabeza. Esto supone una media de 684 euros mensuales que deja un margen de casi 600 euros con la pensión media de jubilación (1.080 euros mensuales, 1.260 con las extras prorrateadas) y de 400 con la de incapacidad permanente (940 y 1.096), claro siempre que no se sean dos personas con una única pensión, cosa que es todavía bastante común ya que muchas mujeres dejaban su trabajo para ocuparse de su casa y sus hijos.

Esta cifra además resulta muy cercana al retiro medio de los autónomos (721 y 841) y a la prestación promedio de viudedad (653 y 761), según los datos del Ministerio de Empleo, y es netamente superior a los 360 y 400 que garantizan las ayudas no contributivas de vejez y de invalidez.

Nuestros mayores son hoy mucho más pobres que hace seis años ya que deben asumir las subidas como el IVA y el IBI y suministros como los de la luz y el gas, por primera vez la historia tienen que pagar una parte por sus medicamentos.

Ha subido todo menos las pensiones, que han perdido poder adquisitivo. Nos podemos preguntar “¿cómo se puede vivir con 600 euros al mes, teniendo que pagar agua, luz o teléfono?”. Y cómo será el futuro para todos los que venimos detrás. Muchas veces bromeamos con que no llegaremos a ver nuestra jubilación. Y es que muchas veces no valoramos lo que los que nos precedieron lograron.

Y aquellos “jóvenes” que hace años se echaron a las calles para pedir justicia social y democracia, que se unieron en asociaciones como la JOC (juventudes obreras cristianas) se vuelven a poner en marcha para encabezar un movimiento que sólo pide justicia y dignidad.

Sorprende ver a miles de ellos concentrados cada lunes a pesar de frío o la lluvia para exigir sus derechos y un futuro para todos los que venimos detrás. Piden 1080€ de pensión mínima, quizás un sueño imposible de alcanzar pero ante todo queda el tesón y la fuerza de aquellos a los que la vida les ha enseñado a luchar por ellos y sus familias. Nuestro apoyo a todos ellos y nuestra admiración.

Amaia Labarta, DA