Esta Cuaresma he leído, y rezado, el libro de Jean Vanier «Jesús vulnerable». Un libro que nos habla de la fragilidad de Jesús desde la propia debilidad. Un libro que muestra la importancia de contemplar la vulnerabilidad de Jesús.

Hoy es Viernes Santo y es bueno que nos paremos ante Jesucristo en la cruz: mirarlo. Y esa mirada nos tendría que llevar a comprender que las personas débiles, las personas vulnerables, pueden hacer resurgir lo más bello, lo más tierno, lo más luminoso… lo más humano que hay en las personas fuertes.

Las debilidades son toda una invitación a abandonar mundos de competitividad y poner todas nuestras energías al servicio del bien. Mirar al Crucificado en este Viernes Santo nos tiene que llevar a experimentar -en palabras de Vanier- que «una persona debe verse a sí misma, en el otro».

Fr. Ángel Fariña, OP