Hace unos días en el trabajo me ha tocado enfrentarme un par de tareas de diseño que se han complicado de una forma increíble. No tanto porque fueran difíciles, sino porque faltaban elementos importantes para poder terminarlas.

Al finalizarlas me di cuenta que lo difícil había sido querer adelantarlas sin tener los elementos que necesitaba y que al final eso me hizo perder una gran cantidad de tiempo y terminar enfadado.

Reflexionando comprendí que en el fondo todo había sucedido por querer ir más rápido de la cuenta y saltarme los pasos que son habitualmente necesarios. Y me he dado cuenta de la importancia que tienen también los procesos que se siguen tanto en la orden como en la iglesia.Y como muchas veces los atajos acaban siendo más una fuente de problemas que de soluciones.

Muchas veces no los valoramos o nos quejamos por su lentitud o por todos los pasos que implican. Pero en su mayoría son fruto de la experiencia puesta en común y están ahí para evitarnos problemas innecesarios a los que otros ya se han enfrentado.

Jose Alberto de Blas