Seis años después que surgiera la idea de volver en los pasos que dio Santo Domingo desde Cercedilla hasta Segovia por unos apasionados de la montaña en la llamada Predicaminata, llegaba 2018, fecha muy importante en la cual se cumplían 800 años desde que Ntro. Padre Santo Domingo llegó hasta Segovia para fundar el primer convento  de la Orden en España y nosotros teníamos que hacer el mismo camino pero desde Madrid y en las mismas fechas que lo hizo.

Entonces el seis de diciembre se emprendía el camino desde la estación de Montecarmelo en Madrid hacia Segovia, unos 100 km llenos de vivencias, al igual que le ocurrió a Santo Domingo. Se iba andando, dejando atrás la urbe de Madrid e iban descubriendo las maravillas de la naturaleza, que parecía mentira que estuvieran tan cerca de la capital. Se terminaba la jornada llegando a Manzanares El Real con las luces de las linternas y después de haber recorrido 40 Km.

La segunda etapa fue más corta, unos 21 Km, de Manzanares a Cercedilla donde el grupo se lo tomo más relajado y disfrutando de la riqueza de la comunidad y poder predicar por el camino. Sobre las ocho y media de la tarde me uní al grupo en Cercedilla para terminar en la tercera etapa en Segovia. Fue un gusto encontrarme con mis hermanos/as y seguir en su camino.

La tercera etapa la iniciábamos en Cercedilla y fue dura por los kilómetros y la orografía que íbamos a atravesar. Al comienzo de cada etapa teníamos un momento de oración con Dios y dar gracias por todo lo vivido. Proseguimos la etapa y en cada momento sentía el calor del grupo y como estábamos unos pendientes de otros. Al llegar a lo más alto del camino uno de nosotros tuvo que abandonarnos y tuvimos que seguir nuestro camino. Aquí también vi el servicio hacia el más necesitado de un hermano que le acompaño hasta Navacerrada.        

La tarde se iba echando y fuimos adelantando camino sabiendo como nuestro compañero venía detrás nuestra. Casi al entrar en Segovia dos de nosotros salimos en su busca, ya con la noche echada. Pudimos disfrutar aquella noche estrellada en la que seguramente Santo Domingo vio al entrar en Segovia. Enseguida tuvimos el ansiado encuentro con nuestro hermano que llevaba tiempo andando solo. Ya los tres con la luz de las linternas llegamos a Segovia donde nos esperaban nuestros compañeros/as de camino a los pies del acueducto.

A las nueve de la noche llegamos al Monasterio de Santo Domingo, donde las monjas Dominicas nos estaban esperando y estuvieron pendientes de nosotros todos los días. Al día siguiente pudimos compartir más tiempo con las monjas y tener una eucaristía en la cueva de Santo Domingo en compañía de la Fraternidad de Segovia.

Desde aquí os invito a todos los jóvenes dominicos que nos acompañéis en mayo de 2019 en la próxima edición de la Predicaminata.

Paco Frutos. Laico Dominico