Es cierto que no hay más ciego que el que no quiere ver, porque aquellas personas que carecen del sentido de la vista son capaces de “ver” más allá de lo visible por el ojo humano, captan sonidos,sensaciones, tonos de voz, expresiones… van más allá de lo que tienen delante, porque sus ojos perciben lo que nuestra vista no llega a ver.

Cuando quieres mucho a una persona y esta no recibe de ti bien aquello que le dices por su bien, piensa que debes seguir queriéndola igual, debes seguir diciéndole las cosas, no debes tirar la toalla porque siempre algo quedará, algún día será consciente de que esos consejos no eran sin sentido, sino desde el amor.

Si escuchamos esos consejos nosotros debemos pensar en la situación anterior, porque nos cuesta, a todos, escuchar nuestras debilidades,nuestros fallos pero la realidad es que somos así, imperfectos y eso nos hace especiales porque hemos de ir creciendo cada día, a no ser que nos queramos quedar del tamaño de la semilla y no dar nunca fruto, puede que los primeros sean pequeños, sin mucho sabor, pero a medida que vamos creciendo el fruto se va mejorando, como el buen vino que va mejorando con los años.

Es triste cuando adviertes a unas personas sobre ciertas circunstancias que se dan en su entorno y son incapaces de verlas, no quieren percibir el peligro que se les avecina y prefieren seguir por su camino sin molestarse en cerrar los ojos para percibir aquello que su “ceguera”les impide ver. Al cabo del tiempo, sigue siendo triste cuando escuchas”no te hice caso y mira cómo he terminado”. Aprendí hace mucho que”quien te quiere te hará llorar”, entendiéndolo que quien de verdad nos ama, nos dirá las verdades a la cara, nunca para hacernos daño, sino para ayudarnos a crecer y todos sabemos que cuando los huesos van creciendo, duelen,molestan, nos impiden a veces hacer lo que nos gustaría, cuánto más serán las personas que nos quieren.

No seamos ciegos ante las realidades que nos rodean, ante las palabras de ayuda que nos brindan. No seamos mudos ante lo que percibimos y digamos a los demás aquello que les pueda ayudar, aunque no quieran escucharlo, siempre quedará algo, seguro.

Macu Becerra